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La ANELE, los libros de texto y las libertades de cátedra y edición

Numerosos medios se han hecho eco de la nota de prensa que la Asociación Nacional de Editores de Libros y Material de Enseñanza (ANELE) envió a los medios. En la nota, la ANELE destacaba al principio tres ideas:

  • La facturación en libros de texto en 2008 fue de 898,28 millones de euros y se vendieron 52,7 millones de ejemplares.
  • Crece la importancia de los recursos digitales en el conjunto de los libros de texto y educativos.
  • El sector aboga por la creación de un modelo pedagógico con contenidos adecuados para el aprovechamiento de las TACs en la enseñanza.

La parte de cifras es realmente interesante (la crisis no ha afectado lo más mínimo al sector: !casi 900 millones de euros de facturación!), pero quiero comentar aquí el apartado final, dedicado a «Las nuevas tecnologías». No tiene desperdicio:

Las nuevas tecnologías

El informe de ANELE abunda en el papel cada vez más relevante que desempeñan en la enseñanza las nuevas Tecnologías del Aprendizaje y de la Comunicación (TAC), para cuyo máximo aprovechamiento es necesario disponer de un nuevo modelo pedagógico con contenidos adecuados, editados, estructurados y presentados.

El sector insta al Estado a crear el marco jurídico adecuado y establecer los estímulos necesarios para que la iniciativa privada elabore los recursos y materiales curriculares que el profesorado demanda para la aplicación de ese nuevo modelo o proyecto pedagógico.

La industria del libro manifiesta su preocupación por el hecho de que el planteamiento de la Administración de dotar con carácter de urgencia a los centros escolares de ordenadores personales no vaya acompañado de los estímulos y del tiempo necesario para la elaboración y edición de los nuevos recursos en los nuevos soportes: “Los contenidos requieren ser elaborados y tratados con rigor, es decir, editados. Y los creadores tienen que ser estimulados para que pongan sus saberes y su inteligencia al servicio de un nuevo proyecto pedagógico”, arguye el texto.

En este sentido, los editores lamentan además que las Administraciones Educativas se olviden de cuáles son sus obligaciones y tareas y dediquen su esfuerzo a la elaboración de materiales propios, lo que iría claramente en contra de la libertad de cátedra y de edición.

¿Se han enterado las Administraciones públicas? ¡Dejen ya de elaborar materiales educativos: atentan contra las libertades de los ciudadanos! ¡»Estimulen» a los editores! ¡Denles más tiempo, todo esto de los ordenadores y la Internet les ha pillado a contrapié!

Los docentes que elaboran sus propios materiales y los comparten por Internet parece que no cometen ningún tipo de delito. ¡Menos mal!

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