Juan Sáez Carreras
Querido Jordi:
Sabía, tal y como hemos ido comunicándonos por WhatsApp, que acabarías jubilándote. Será para mejor. De seguro. Ganarás tiempo para ti y los tuyos. No me extenderé en esta colaboración a un merecido homenaje porque seguiremos, quizás ahora más que nunca, conectados. Pero no quiero perder la oportunidad de sumarme al conjunto de los que desean reconocerte. Sé que varias veces has dicho en público, y también en privado —como dedicatoria al libro de Biesta que me regalaste— que yo era una de las “personas que más te cambió la vida” reforzando tu decisión de profesar la docencia universitaria porque siempre te creí muy apto para tales funciones y tareas. No sé si te lo he llegado a decir o te lo he dicho a mi manera, coloquialmente: fuiste tú, sobre todo tú, y algunos de los compañeros de tu clase, los que mostrando esa pasión por el conocer y el deseo de aprender, me confirmaron que ser profesor universitario era una oportunidad vital y profesional, un privilegio que sigo manteniendo hoy, ya jubilado. Y subrayo lo de “sobre todo” porque tuvimos la oportunidad de compartir una amistad que extendimos a nuestras respectivas familias —tengo presentes en mi casa las pinturas de tu padre— y nunca olvidé, antes de que los hados me llevaran hacia otra geografía más próxima a mi natalidad, que llegamos a compartir intereses intelectuales, algunos de ellos concretados en figuras tan emblemáticas de la cultura de entonces: como fue Ernst Bloch y tu trabajo sobre “El principio esperanza”. Fuiste un estupendo estudiante y no tardaste en ser un excelente profesor, además de un hombre fundamentalmente bueno, natural y alejado de vanidades y petulancias, como supe desde el primer momento y pude comprobar tras escucharte varias veces, entregado a la maravillosa tarea de la transmisión. Una labor que sin duda alguna saben apreciar, y valorar en todas sus dimensiones, las personas que te han tratado y hemos tenido la suerte de conocerte.
Que la distancia no sea un obstáculo para un abrazo fuerte, emotivo y grande.