Paco Marco

    Hay muchas cosas con enjundia, no banalidades, que muchos ya saben de o sobre Jordi Adell: desde que había vida al otro lado de la vía; que hubo que pelear por el Paseo de Morella versus Carretera de Borriol; o la otra pelea Mac contra PC; la creación del acrónimo UJI distorsionando Universitat Jaume Primer; su pasión por los Celtas cortos; o su condición de radioaficionado —¿alguien se acuerda de qué era eso? o ¿qué era un Gopher?

    Todo esto ayuda a reconocer a un personaje. Pero prefiero caracterizar con brevedad a la persona por algunos de los valores que lo constituyen:

    1. Curiosidad inagotable e interés por casi todo.
    2. Capacidad de gestionar dosis considerables de complejidad.
    3. Ser proto-en-lo-que-fuera.
    4. Voluntad y habilidad para aglutinar a otros.
    5. Disponer de un encuadre ético para conferir sentido.
    6. Mantener la conciencia de clase.

    Gracias por ser y estar (que solo uno no es suficiente).

    Bienvenido, Jordi, a la jubilación. ¡Único paraíso que nos es posible conocer!