innovación educativa

Innovación didáctica y estadios de desarrollo profesional

Allá por el 1966 Serrat publicó un EP que contenía la canción «Ara que tinc vint anys«. Decía:

Ara que tinc vint anys,
ara que encara tinc força,
que no tinc l’ànima morta,
i em sento bullir la sang.

Joan Manuel Serrat,
«Ara que tinc vint anys»

 

¿A qué viene todo esto? No, no es mi cumpleaños. Es que acabo de leer un artículo muy interesante sobre las actitudes de los maestros hacia los cambios pedagógicos durante los diversos estadios de su desarrollo profesional y me ha provocado sensaciones contradictorias. (Desgraciadamente solo se puede acceder al texto completo desde las universidades que tienen suscipción a Teachers and Teacher Education).

La idea del artículo que a lo largo de nuestra vida profesional, los docentes pasamos por una serie de etapas o estadios. Ditza Maskit, el autor o autora de la investigación, enumera los siguientes:

1. Preparación: el periodo de formación inicial, en la universidad, antes de trabajar como docente.

2. Inducción: Los primeros años de trabajo. El profesor/a se socializa en el sistema y busca activamente la aceptación por parte de alumnos, supervisores, compañeros, etc. para conseguir cierto nivel de seguridad y confort en las tareas cotidianas.

3. Construcción de la competencia: Preocupación por la mejora de sus destrezas y habilidades. Buscan nuevos materiales, métodos y estrategias. Son receptivos a las nuevas ideas. Su trabajo es visto como un desafío y están dispuestos a mejorar constantemente sus destrezas.

4. Entusiasmo y crecimiento: Los docentes alcanzan un alto nivel de competencia y continúan progresando profesionalmente. En esta fase, a menudo, aman su trabajo, buscan nuevas maneras de enriquecer sus prácticas y disfrutan de un alto nivel de satisfacción en el trabajo.

5. Estabilidad: En esta estadio, la carrera de los profesores/as llega a una especie de «meseta». Hacen lo que se espera de ellos y poco más. A menudo encuentran poco valor en los programas y actividades de desarrollo profesional y están rara vez motivados para participar en ellos.

6. Frustración en la carrera: Los docentes a menudo comienzan a preguntarse por qué están todavía en la enseñanza.

7. Carrera «cuesta abajo» («Career Wind-Down»): Los y las docentes estan preparados para dejar la profesión. Para algunos es una etapa placentera; para otros puede ser un periodo amargo e infeliz.

8. Salida de la profesión: El periodo después de que el profesor/a deja la profesión.

Aunque no todos los docentes pasan por todos los estadios, ni los estadios son producto del tiempo dedicado a la docencia. Digamos que los estadios aparecen cuando se analizan las ideas y actitudes respecto a la profesión de grandes números de docentes. Tampoco todos los investigadores están de acuerdo en ello: los hay que los ven como una progresión lineal, mientras otros los ven como una montaña rusa. Y, además, hay varias descripciones de dichos estadios.

Pues bien, el Dr. o Dra. Maskit ha intentado averiguar la relación entre las actitudes hacia el cambio pedagógico de los docentes (en sus tres aspectos: cognitivo, afectivo y motivacional) y su estadio de desarrollo profesional. Para ello encuestó a más de quinientos profesores de primaria y secundaria. Les pasó un cuestionario de actitudes hacia los cambios pedagógicos, un diferencial semántico sobre el mismo tema y les pidió que, ante una descripción de los estadios anteriores (excepto el primero y el último, que no tienen sentido en este contexto) señalaran en qué estadio sentían que se encontraban como docentes. Finalmente, entrevistó a 50 profesores/as de diversos estadios para validar los datos que aportaron en los cuestionarios.

El análisis de los resultados ofrece un interesante perfil:

 

Perfil de las actitudes de los profesores hacia los cambios pedagógicos en relación a su estadio de desarrollo profesional (Maskit, 2011, pág. 7)
Perfil de las actitudes de los profesores hacia los cambios pedagógicos en relación a su estadio de desarrollo profesional (Maskit, 2011, pág. 7)

 

En la gráfica se dibuja cierto «camino». Parece que al principio de la carrera la innovación no es una prioridad, la prioridad es más «hacer las cosas como los profesores/as experimentados» que introducir novedades. Durante los estadios centrales, alcanzada cierta seguridad en uno mismo/a, en lo que hace y cómo lo hace, la innovación es más valorada, para descender a medida que pasa el tiempo, hasta llegar a su nivel más bajo en la etapa «Cuesta abajo» («Career Wind-Down»).

Para interpretar los resultados en clave personal o analizar nuestro entorno es necesario recordar que no todos los docentes pasan por todos los estadios, ni éstos son una función del tiempo en la profesión. Debe haber numerosas excepciones a estas tendencias que salen de grandes números.  En resumen, que esto no es una ley de la naturaleza.

Pero tras leer el artículo muchas cosas empezaron a rondar por mi cabeza. La primera reacción fue no creerme nada.  Dada cualquier cosa que suceda en el tiempo, siempre aparece alguien para definir estadios. Es más, a uno, que ya tiene unos años, no le gusta que le llamen «carca» aunque sea disfrazado de «estadio». Conozco cantidad de gente, más mayor que yo incluso, que tienen una ilusión bárbara por su trabajo y que se merecen mil medallas a la innovación didáctica. Luego releí tranquilamente lo de la relación con la edad y que el autor no afirmaba que sean estadios por los que indefectiblemente tenemos que pasar todos y me calmé.

Luego pensé en la gente que conozco. No lo veía claro. Pero por mi trabajo trato sobre todo con docentes en dos situaciones: los estudiantes que se preparan para ser maestros y maestras, muy preocupados por buscar modelos de «cómo se han hecho las cosas toda la vida», y con profesionales que asisten regularmente a actividades de formación, seguramente en las etapas más entusiastas de su vida laboral. Cuando he tenido contacto con todo el claustro de un centro docente, ahora que lo pienso mejor, si que he visto claramente actitudes de las útlimas etapas. Gente que no quieren ni oir hablar de cambiar nada. También conozco gente en edades que «deberían caer dentro» de fases más innovadoras y que son unos auténticos inmovilistas. «Hay gente pa tó», como dijo el torero. Entonces. ¿esto no sirve para nada? ¿Por qué salen estos resultados en los cuestionarios? Si medimos la altura de todos los ciudadanos de nuestro país veremos una tendencia: cada vez los chicos y chicas son más altos… lo cual no quiere decir que por tener 20 años tengas que medir uno ochenta y por ser mayor midas uno setenta. Significa la media mide eso, seguramente porque que vivimos mejor que antes: mejor alimentación, mejor sanidad, etc. Puesto esto es algo parecido.

Es más, creo que es bueno conocer los resultados de este tipo de investigaciones. Sirven para estar atentos a cosas que ocurren a nuestro alrededor. Por ejemplo, que esperar que los maestros y maestras jóvenes que acaban de llegar al centro sean los abanderados de la innovación didáctica no es muy realista (sus prioridades quizá sean otras por un tiempo, salvando las excepciones). También es util conocerlas si organizas actividades de formación permanente para docentes o estás metido en proyectos de innovación didáctica. También se me ocurre que un factor muy relevante en las actitudes de los docentes de todas las edades respecto a los cambios pedagógicos es la cultura del centro e incluso que la administración, la inspección, etc. la promueva activamente, especialmente en una sociedad tan cambiante y compleja como la actual, a riesgo de que esta curva sea inevitable y más pronunciada si cabe. O que si la plantilla de un centro es muy homogénea en edad y experiencia es probable que la cultura escolar está basada en el estadio dominante. O, ya en un plano más personal, que a mi edad, debo «vigilar» la tendencia a pensar que todo lo nuevo es malo o igual que lo anterior, que no todo tiempo pasado fue mejor… porque éramos más jovenes y la memoria es selectiva y solo nos acuerdamos de lo bueno 🙂

¿Qué te sugieren a tí estas ideas? ¿Nos lo creemos? ¿Hay evidencias a tu alrededor? Aunque, si lees asiduamente blogs en Internet (y escribes el tuyo), quizá tus piernas tengan los años que pone en tu DNI, pero tus ganas de aprender y hacerlo mejor cada día siguen siendo como a los 20 años.

Cuando Serrat cumplió los 40 hizo una nueva versión de su canción. La tituló «Fa vint anys que tinc vint anys» («Hace veinte años que tengo veinte años»):

Fa vint anys que tinc vint anys.
Vint anys i encara tinc força,
i no tinc l’ànima morta,
i em sento bullir la sang.

Joan Manuel Serrat,
«Fa vint anys que tinc vint anys»

¿Todavía te hierve la sangre?

Referencias:

Maskit, D. (2011). Teachers’ attitudes toward pedagogical changes during various stages of professional development. Teaching and Teacher Education, (in press). doi:10.1016/j.tate.2011.01.009

22 Comments

  1. En serio, yo no me creo ná ni sé para que sirve perder el tiempo con tanta curva cuando no hay más que mirar un poco alrededor.
    No toda la gente joven tiene las piernas bonitas y fuertes, ni al revés.

    Hay gente de cualquier edad que es profesional porque el mundo la hizo así. Entonces, vive su vida laboral intentando mejorar permanentemente, tiene baches porque la vida es así pero no necesariamente ligados al trabajo.
    Hay gente de cualquier edad que es gañana y mala profesional porque también el mundo la hizo así y ni cuando empieza ni cuando termina hace nada digno de mención.

    No es la edad, ni lo estadios, eres tú. No son tus piernas, eres tú.

    Y no eres tan mayor, yo te gano ;P

  2. Así de primeras, una idea que me sugiere, más allá de que sea cierta o no esa descripción de las etapas, es la que tú experimentas con la lectura: la atención a la propia evolución.

    La docencia tiende a ser muy reactiva. Yo me imagino el curso que viene. Pero tengo dificultades para imagina dentro de dos años. No te digo dentro de cinco… Lo cierto es que no me he preocupado de planificar a largo. ¿Deberíamos? Aunque solo sea para no cumplirlo.

    Por otro lado, me pongo en el caso del profesorado que cambia frecuentemente de centro: interino, en expectativa… ¿Se les permite evolucionar?

    Y para acabar. ¿Qué influencia tiene la organización escolar concreta en la evolución del profesorado que está en ella? ¿Tiende a fijarlo o se ocupa y preocupa por la evolución? Yo me quiero ir de mi IES porque me cuesta evolucionar en él, p.ej…

    ¡Uf! Vaya comentario, con más preguntas que respuestas…

  3. Hola Jordi,

    Pues yo si veo esos estadios en el personal de mi claustro (o en mi mismo, quizás), casi podría ponerles nombre y apellidos a cada uno de los estadios para «personalizarlos».

    También me he llevado una sorpresa (bastante ingrata) al caer en el centro profesores noveles a los que no les veo ninguna intención de cambiar nada, y lo que es peor, de cuestionarse nada.

    Replicantes de modos y estrategias que uno consideraba ya muy sobrepasados, como el hecho de poner en una esquina al alumno que no atiende o el enviar al «charlatán» al pasillo (bueno, en este caso es todavía peor, no porque lo haga una recién llegada sino una profesora con 20 años a la espalda y que hasta el año pasado era orientadora del centro, a-lu-ci-nan-te!!!).

    Lo que si veo, es que esa «meseta» porcentualmente es la mayor cantidad de docentes en el centro, están en una enooooorme meseta en la que se retroalimentan unos a otros. Creo que sería interesante realizar un estudio sobre las interferencias, conexiones, incidencias e influencias que realizan los docentes entre si y las necesarias cantidades de personas que son necesarias para que un centro (o gran parte de él) cambie sus dinámicas de trabajo. ¿no crees?

    1. Manel, José Luis,

      El ambiente, la cultura profesional del centro, me parece muy importante. No es extraño que un/a profe «aterrice» en un nuevo centro en el que hay un equipo cohesionado y potente, con un proyecto bien definido y que «funciona» y ver cómo se «re-ilusiona» y se sube al carro del proyecto. A veces en el centro se encuentra con grandes «seductores/as» (estoy pensando en algunos de vosotros/as 🙂 ) que los «captan» para la causa de nuevo. El artículo no contempla el ambiente del centro como variable y en ese sentido creo que olvida un aspecto esencial. Los docentes no trabajamos individualmente en el vacío, sino dentro de un contexto.

  4. En alguno de los proyectos que hemos desarrollado, en concreto el proyecto OASIS, en el que se intentaba poner la tecnología y la formación necesaria para la utilización lo más eficiente posible en el aula nos encontrábamos con que (aunque se apuntaba quien quería) no eran los jóvenes curiosamente, eran los de mayor edad los que querían introducir un cambio y además se sentían seguros.
    Obtuvieron unos resultados estupendos e innovaron con elementos que no estaban previstos. Dominan el aula, introducen novedades a conciencia, incluso preven resultados aunque sea con nuevos medios que no han utilizado previamente.

    Aunque de inicio, se podía pensar que los jóvenes entrarían con más ganas porque a priori dominaban la tecnología, no fue así.

    De todos modos efectivamente, la edad no parece el factor, es el maestr@ como dice Lola.

  5. En tinc més de seixanta i encara embull la sang i tant!! i no sóc pas l´única . Quan comences i tens ganes de canvi et poden passar dues coses, que el centre on et «toca» treballar siguin tan «carques» que ni tan sols s’immutin i senzillament contemplin com et vas desgastant, s’aprofitin de la teva il.lusió i energia t’encolomin els grups més difícils i et facin sentir culpable fins que toquis fons o canviis de centre.
    Un cop estàs en un centre més en la teva «línia» que té un cert prestigi de bon treball, et poden passar també dues coses una que no sigui el que semblava i l’altra que et deixin sola mentre t’ofegues.
    Als centres on hi ha un grup innovador que sap el que els ha costat poder aconseguir tirar endavant , són grups molt tancats , gelosos del que han aconseguit lluitant contra corrent, amagen les seves inseguretats, són desconfiants amb els nou vinguts i no els ho posen gens fàcil.

    Nicholas D. Kristof diu en un article publicat recentment a ARA
    » Quan els governants fan befa dels professors i els titllen d’incompetents ganduls i avars, rebaixen la professió i fan que sigui més difícil atraure-hi els millors i els més brillants. »
    http://www.ara.cat/ara_premium/debat/Pagueu-mes-als-professors_0_448155218.html

    i jo hi afegiria que mentre els mitjans de comunicació de masses amb el seu exercit d’opinadors professionals i experts en tot, tingui tanta desconfiança vers la feina dels mestres tenim mala peça al teler.

  6. Coincido con Lola en que lo importancia radica en la persona y no en su edad, ni sus años como profesional. En ocasiones, al hablar y proponer trabajos a mis alumnos de último año de licenciatura me entra un cierto pánico al ver que en breve seran «nuestros profesionales».

    En relación al estudio de Maskit D (2011), presentado por Jordi, creo que es interesante valorar el transcurso vital del docente que expone el autor, pero más allá de leerlo con interés, mientras lo hacía, me he sentido impulsado a escribir este comentario proponiendo un segundo artículo para analizar la incidencia de las acreditaciones de «calidad» universitaria en los docentes que llevaban más de 10 años. Desgraciadament conozco diferentes casos en los que AQU, la agencia que nos acredita en Catalunña, ha generado con sus «no acreditaciones» frustraciones, desorientaciones y, en ocasiones, una voluntad extrema de entrar en investigaciones de ámbitos más fácilmente publicables en JCR que permitan la acreditación… lo que supone perder la docencia como prioridad en el trabajo y, por lo tanto, esta se ve influenciada negativamente.

    En ocasiones una mala evaluación de la calidad contribuye a su deterioro.

  7. Hola

    Yo pienso que hay «profesionales» que no han pasado jamás por ninguno de estos estadios superaron unas oposiciones y a Vivir!! que son dos días. Eso sí culpan a la sociedad, a las administración, a las familias y a los propios nenes de lo mal que está la escuela solo se miran el ombligo a la hora de quejarse por todo. No me voy a centrar más en estos parásitos pues todos nos hemos encontrado desgraciadamente con alguno de ellos en los centros.

    Afortunadamente otras personas empezaron su carrera en el punto 4, se jubilan y siguen en él, son personas que verdaderamente se dedican a su profesión por vocación, son felices en la escuela y no culpan a nadie de lo mal que va, simplemente en su día a día intentan mejorarla aportando su pequeño gran granito de arena. Lo felices que se les ve tras la merecida jubilación, aunque suelen afirmar que echan mucho de menos la escuela.

    Como decía Tonucci el otro día en su conferencia en las escuelas hacen faltan buenos maestros y maestras.

    La respuesta a tu pregunta final es Sí. A mí todavía me hierve la sangre y cada día que me levanto intento no cometer los errores del día anterior.

    Saludos

  8. Por cierto, se me olvidaba… Es lógico que el menos innovador sea el profesorado que llega. Teniendo en cuenta que el alunado (ellos lo eran hasta hace poco) es uno de los sectores más reacios a la innovación (y tanto más cuanto mejores son sus resultados académicos y mayor es su edad; o sea, que el profesorado que entra puede estar en el mínimo de la innovación, pues corresponde al alumnado más adiestrado, creo…).

  9. Jose Luis, estoy de acuerdo con respeto a que el interinaje no te permite evolucionar, pero por otro lado el nuevo professor debería ser el más preparado en aspectos como las nuevas tecnologias, no te parece?
    Estos estadios que comentas Jordi, nos podrían servir para identificarnos y trabajar para evitar la supuesta evolución…? Aunque la voluntad y las ganas deberían llevarnos al éxito,sin pasar del estadio 4 🙂

  10. He de decir que este estudio me ha recordado a una cosa que decía un profesor mío del instituto en los años 90: “Los maestros empiezan como el Quijote, idealista y con ganas de luchar con todos los monstruos que se le ponen delante. Continua como Sancho,más conformista y calmado con aquello que se le presenta. Y acaba como el animal que lleva encima a Sancho, resignado y dejándose llevar sin ganas ni ilusión alguna por nada.” Así que mi profesor ya hace unos cuantos años que había identificado los estadios 4, 5 y 7. jiji.

    Me gustaría decir que mi claustro está lleno de Quijotes, pero no es así, de hecho algunos no sé si llegan al animalillo de Sancho. También hay una variante, no sé en que estadio la debería de poner, el maestro que es un Quijote de palabra pero no de hechos, en estos su frase preferida es “Es que si tuviéramos ….. yo haría……., pero así es imposible” en los puntos suspensivos podéis poner lo que queráis. Este colectivo también tiene otra frase muy manida: “Madreee, ¿que harán esos niños cuando te vayas el año que viene?, seguro que se echan a perder…” (dicho con cara de falsa lástima). Frases que en fondo quieren decir, y retomando los estadios del estudio “Es que si yo pudiera estaría en el estadio 8, pero como todavía tengo ? Años es imposible”.

    Todavía no lo he dicho, pero yo soy de las que acaba de empezar acabadita de salir de la facultad. Y creo que siempre se puede aprender algo del sitio donde te encuentras. Esos si, no es preciso que el aprendizaje lo hagamos como Sancho, yo prefiero hacerlo como Quijote, es más trabajoso pero también te vas a casa con ganas de volver al día siguiente.
    Por cierto, cuando digo cosas de estas en mi cole la respuesta es: “Ay hija, cuando lleves los años que yo llevo, ya verás como no tienes tantas ganas de hacer cosas, que ellos (los niños/as) luego no te lo agradecen nunca” (la persona que dice esto todavía no hace 20 años que tiene 20 años). ¡Pegarme una colleja si alguna vez digo algo así!

  11. Sí, me hierve la sangre, me hierve la sangre a menudo, sobretodo cuando:

    – En clase hay niños y niñas sentados en absoluto silencio haciendo ejercicios repetitivos.
    – Maestros y maestras están leyendo el periódico (ahora ya por internet) mientras los niños y niñas hacen estos ejercicios.
    – No se aprovechan los desdobles y apoyos para atender mejor la diversidad.
    – Oigo toda clase de excusas y motivos para no introducir las TIC en el aula.
    – No se habla ni se disiente, pero se saltan los acuerdos de claustro que implican nuevas formas de trabajar.
    – Se defienden a capa y espada las clases magistrales y la memorización como único método válido.
    – Veo docentes jóvenes reproduciendo modelos antiguos.
    – Oigo que la sociedad y las familias son las únicas culpables del fracaso escolar.
    – …

    Pero también me hierve, aunque con un cosquilleo distinto, cuando:

    – Encuentro a docentes compartiendo y debatiendo.
    – Asisto a jornadas donde se presentan magníficas experiencias.
    – Detecto cientos de profesionales formándose en horas libres.
    – Maestros y maestras recién llegados a un centro ponen en marcha proyectos innovadores.
    – Veo fantásticos trabajos hechos por el alumnado.
    – Encuentro gente con ganas de aprender, innovar, cambiar, experimentar, …
    – …

    Y todo ello independientemente de la edad y de los años de docencia.
    Después de esta reflexión yo no hablaría de estadios sino de actitud.
    El problema es que algunas actitudes son más contagiosas que otras.
    Gracias Jordi por invitarnos de nuevo a la reflexión!!!

  12. Interesante reflexión de domingo por la mañana, Jordi.

    A mi la gráfica que presentas y tus comentarios me sugieren diferentes cosas:

    1. En todos los grupos humanos se acaba reproduciendo la curva normal. En este caso también. Unos pocos «muy malos», unos pocos «muy buenos» y la gran mayoría (sobre el 80%) que se distribuye entre un extremo y otro. La cuestión es que hacemos para poder conseguir una tendencia hacia los «muy buenos» que tendría que ser el objetivo.

    2. Otra cosa que creo que es fundamental es que en la universidad sólo formamos profesores reproductores. No formamos ni profesionales, ni mucho menos, innovadores y emprendedores. Igual tu, yo y unos cuantos colegas si pero la mayoría no tiene previsto abordar estos temas en el programa formativo que ha de impartir.

    3. No valoramos, en la justa medida, que supone tener clases llenas de «adolescentes! de 18 y 19 años que están en situación de «comerse» el mundo. Pasada esta etapa, si aprovechar y impulsar convenientemente, perdemos la oportunidad de enviar al sistema educativo verdaderos elementos innovadores. No les enseñamos como es el sistema en el que van a trabajar para mejorarlo. Solemos limitarnos a explicarles como es, muchas veces desde del desconocimiento.

    4. Bien, ya han llegado los flamantes nuevos titulados a los centros. Si ellos tienen poca capacidad emprendedora muchas veces se encuentran con direcciones de centro y con situaciones que les convencen de que no es necesario tenerla. El sistema se vuelve concéntrico y la espiral acaba engullendo a todos/as.

    Dicho esto, cuando una se va una vuelta por la red (facebook, twitter, blogs, webs, etc.) me resulta esperanzador ver a una gran comunidad de profesionales en ejercicio trabajando intensamente para que otra educación sea posible. A su vez ellos/as trasladan sus inquietudes a sus estudiantes para para ayudarles a construir su pensamiento y su visión de la realidad de otra manera.

    La situación actual no es fácil, pero tal como está pasando en la política, también en la educación la revolución podría empezar en la red. Creo que sólo es cuestión de que nos hagamos visibles. De momento estamos en una cibergalaxia demasiado lejana.

  13. Gracias Jordi por el post y gracias a todos/as por profundizar en esta reflexión.

    Quizás lo más preocupante sea la «retroalimentación mesetaria» de la que habla Manuel.. Esa meseta llega a formar una roca tan sólida que ni con dinamita.

    Gracias especiales a Isabel y Carmen por recordarnos que no todo es negativo, y animarnos a que nos estrujémonos las meninges para hacer nuestra actitud más contagiosa que la gripe!

  14. Leyéndoos pensaba que lo de los estadios o etapas, siempre son datos que vienen bien para iniciar reflexiones, pero no sé hasta qué punto tienen un sentido práctico interesante :-/ de veras no lo sé… me llaman la atención algunas preguntas consecuentes:

    Si esos estadios son tal como se proponen (en eso sí que tengo la idea de que evidentemente como curva normal cuelan, pero no son tal cual; hay quien dice que en el mundo hay datos para comprobar casi cualquier cosa con la muestra adecuada)… ¿entendemos entonces que en un solo momento de su vida profesional hay docentes innovadores (según la descripción de los estadios es uno y, a lo mejor, dos (depende de cómo termines)?

    ¿No corresponden igualmente a estadios aplicables a cualquier otro profesional? Entiendo que la estabilidad (cronológica, personal, económica) que, se supone, llega en un momento más o menos homogéneo a toda la población, tendría efectos casi idénticos en una… enfermera por ejemplo.

    ¿Acaso deberíamos plantearnos la incidencia de determinados planes de formación en unas cohortes de edad y no en otras? ¿o sobretodo en algunas? Y sobre este particular… y los que imparten(imos) esa formación ¿deberíamos responder a qué estadio?, ¿al último siempre que tengamos ganas? ¿al de justo después por si nos animamos?

    ¿Deberíamos hacer algún tipo de cambios en la distribución de los claustros en torno al estadio en el que se encuentren sus docentes? ¿quién debería liderar los centros (figura del director y jefe de estudios y el caso de mi Región en donde, en muchos casos, es un cargo por designación y que nadie quiere?

    En la formación inicial del profesorado nos encontramos con una pescadilla mordiéndose la cola (como es menester en una pescadilla): ¿los que se encargan de la formación inicial del profesorado deberían ser profesores en un determinado estadio?

    ¿Esos estadios son aplicables a las instituciones?

    Viendo las gráficas pensaba en las curvas de motivación de los estudiantes (se parecen mucho, creo) y pensaba que podemos verlas como hechos consumados, o como objeto de cambio, o como diana de acciones… diferentes tipos de formación, acción y desarrollo en diferentes momentos vitales… pero para eso habría que dar por hecho que son verdad… y yo sigo sin verlo claro :-/

    Gracias Jordi por el acento en el artículo y por iniciar las reflexiones… y a los demás por todo lo que habéis comentado.

    Yo, como casi siempre ando con preguntas sobre los datos. Sólo eso.

  15. Hola a todos, me he leído el artículo completo y tengo que decir que me ha resultado muy interesante aunque creo que debo comentar algunas cuestiones, varias de ellas abordadas por Jordi:

    1. Hay una parte en la introducción que me ha llamado poderosamente la atención y es que tal y como dicen “a capacidad de los profesores para jugar un rol activo en el proceso de cambio es esencial para que haya cambios importantes y duraderos en el sistema educativo”, a lo que hay que unir que el cambio no lo hacen los “implicados” sino que se hace desde la política. Creo que se nos ocurren ejemplos a todos.

    2. El estudio se hace en Israel, por lo que quizás no tenga mucha validez transcultural. No conozco su sistema educativo, sus incentivos profesionales, etc. Sería interesante replicar el estudio en España. No sé que os parece pero cuando se habla de diferentes “estadios” de desarrollo profesional a mi me surge la pregunta ¿existe desarrollo profesional entendido como carrera docente en nuestro contexto? Existe la posibilidad de estancarse una vez se haya obtenido plaza. Hablar de estadios implica que esas etapas son universales y casi casi podríamos decir que hay la de formación, la de integración y la de jubilación. En este sentido, como muy bien indica Jordi en dos ocasiones se dice claramente que es un modelo y que no todas las etapas se relacionan con el tiempo que el profesor lleve enseñando a lo que además añaden que no todos los profesores experimentan todas las etapas y que no todos pasan por todas las etapas.

    3. Es muy importante tener en cuenta que se habla de “actitudes” hacia los cambios pedagógicos, luego del dicho al hecho… ya se sabe. Se intenta investigar cómo es la actitud hacia el cambio en cada etapa más que establecer unas etapas en sí y encasillar a las personas.

    4. Estoy más de acuerdo con el planteamiento de que no hay una progresión lineal sino que hay idas y venidas, y de un periodo de estabilidad se puede volver a uno de entusiasmo y crecimiento. Tal y como señalan en el estudio todo esto depende, como ha señalado José Luis Castillo del ambiente, del carácter y de la edad cronológica. Entendida la edad como una variable importante pero no “vinculante” a una etapa u otra. Más bien yo creo que, junto con otras variables, predispone porque creo que la profesión docente es una profesión que conlleva un gran desgaste emocional.

    5. Sí que echo en falta la validación del cuestionario de actitudes y también el rango de edad y la media. Que aunque como se ha comentado no es definitoria de la etapa en la que se sitúa el sujeto creo que hubiera sido interesante hacer un análisis por edades. Imaginad que resulta que los datos muestran que los jóvenes se sitúan dentro de las etapas más inmovilistas… Pues igual algo habría que hacer.

    6. Son los profes los que se sitúan en cada una de esas etapas, independientemente de su edad, y como dice Jordi hay que interpretar los resultados como tendencias generales, no casos únicos.

    7. Lo llamativo no es tanto que haya sujetos que se sitúen en unas y otras etapas, ya que el modelo está definido a priori para la investigación, sino que en este caso las actitudes hacia el cambio (a nivel cognitivo, a nivel emocional y a nivel motivacional) muestran diferencias significativas entre unas etapas y otras. Esto da cierta coherencia al modelo teórico de etapas del que se parte.

    PD- Respecto al ambiente “hostil” de la universidad para la calidad de la docencia… qué decir que no sepáis ya, pero desgraciadamente el sistema actual empuja a un cambio radical en el perfil del nuevo profesorado (uno de esos soy yo 😉 ), se busca un profesor muy alejado de la docencia. Seguro que sabéis por qué lo digo.

  16. Me pareció interesante el estudio y recordé un trabajo similar de Sarason (sociólogo norteamericano)sobre la actitud de los profesionales hacia la innovación. El encontró que los docentes erán los más conservadores. En otro trabajo realizado por mi persona sobre la actitud de los docentes hacia la innovación encontré una correlación moderada, negativa y estadísticamente significativa entre las variables edad y actitud hacia la innovación. Podría decir que he estudiado este tema y considero que la actitud hacia la innovación cambia, pero ello no ocurre de la misma manera ni por las mismas razones en todos los docentes. En lo personal, me jubilé de profesor en el año 1997 y después de ello he hecho tres postgrado sobre e-Learning, y estoy activamente realizando investigaciones sobre este campo con mis estudiantes de doctorado. En este sentido, pienso que mi actitud y motivación hacia la innovación educativa, ha aumentado después de más de cuatro décadas de ejercicio profesional en la docencia universitaria.

  17. És cert, que en aquesta vida se’n fan mostres per tot, i tot té un valor quantificable i mesurable ( si es vol). També és cert, que parlar d’estadis és més políticament correcte, que parlar d’antiguitat, que té unes connotacions molt més negatives; sona menys a «carques» com molt bé deia el Jordi.

    La mostra parla també de les actituds dels mestres davant certs moments. Estic molt d’acord, que amb la teoria no n’hi ha prou per exercir com a mestre. És a dir, els estudis universitaris, crec que encara a dia d’avui, són massa teòrics i disten molt de la pràctica real, de l’aula ordinària on tu i els teus alumnes conviuran, aprendran, s’emocionaran… Tot i això ha evolucionat molt en aquest aspecte. Com a exemple, puc dir que vaig aprendre més amb quinze dies de pràctica, que en un any d’Universitat.

    L’ambient del claustre, o si es vol d’una escola, també crec que és un fet molt important. Rodejar-te de mestres i professors innovadors, que creguin amb la creació d’activitats, que fomentin l’ús de les TIC com a eines que potencien la socialització, l’autonomia, les ganes d’aprendre, la motivació… és fonamental per crear una línia d’escola.

    També crec, i aquesta opinió és molt personal, que la innovació no té res a veure amb l’edat, o l’antiguitat. He vist activitats realitzades per companys meus ( d’una edat bastant més avançada que la meva) que són per treure’s el barret; com també he vist activitats, realitzades per altres companys més joves, que tenen molt poc “suc”; molta memorització, poc treball cognitiu, poc treball competencial…

    Per tant, no crec que sigui l’edat un dels fets que determinen les actituds davant la innovació. Pot ser vaig molt errat, però crec que el fet d’innovar, el relaciono molt amb l’autoavaluació. Una activitat, per simple que sigui, és o hauria de ser, susceptible de ser avaluada ( per nosaltres, com a mínim; també crec que pot ser avaluada per altres companys més del claustre, fet que pot enriquir la nostra activitat). Una avaluació, que no ens enganyem, no agrada als propis mestres. Però s’ha de veure com un aspecte que pot millorar molt la nostra pràctica. Els mestres professors, últimament som un col·lectiu amb una autoestima relativament baixa; crec que si entre nosaltres, els mestres, és dugués a terme una revisió després de l’acció, el preguntar-nos el per què de tot, deixant de banda els anys que té cadascú, seria una molt bona manera de millorar la nostra pràctica, i en fi de millorar l’educació.

  18. No sé, quizás digo una tontería, pero creo que en lugar de «catalogarnos» tanto en lugar o en otro, en un sentido o en otro, deberíamos aprender más de tod@s los que nos rodean estén en el «estadio» que estén. Para llegar a cada estadio han/hemos tenido que pasar ciertas expereincias que nos ayudan en la labor docente, pues, aprovechémolas, démosles una oportunidad.

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