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Cómo cargarse una actividad de aprendizaje colaborativo

Castellers. Tirallongues de Manresa
Tirallongues de Manresa. Foto de Xavier Gonzalo Pons.

Acabo de leer un interesante artículo firmado por Dejana Mullins, Nikol Rummel y Hans Spada y titulado Are two heads always better than one? Differential effects of collaboration on students’ computer-supported learning in mathematics (publicado en el International Journal of Computer Supported Learning, 6(3), págs. 421-443, DOI: 10.1007/s11412-011-9122-z).

Los autores se plantean la razón por la que algunos estudios encuentran efectos positivos en el aprendizaje colaborativo en matemáticas, mientras otros no los encuentran o los efectos son negativos. Su hipótesis es que los resultados diversos de la colaboración puede explicarse en función del tipo de conocimiento que implica la tarea (y, supongo yo, del tipo de procesos cognitivos que demanda). Si se trata de razonar con conceptos matemáticos, la colaboración, dicen, puede mejorar los resultados de aprendizaje de los estudiantes, dado que promueve la «elaboración mutua». Si, por el contrario, el material de aprendizaje propone prácticas de procedimientos, la colaboración puede terminar en una distribución de tareas y reducir las oportunidades de práctica necesarias para desarrollar destrezas procedimentales fluídas.

Para comprobarlo compararon cuatro condiciones: aprendizaje individual vs. colaborativo con materiales instruccionales conceptuales e individual vs. colaborativo con material instruccional procedimental. Se utilizó enseñanza asistida por ordenador con retroalimentación adaptativa y se analizaron los efectos de las condiciones de varias maneras: registros de las acciones de resolucion de problemas de los estudiantes, videos de los estudiantes durante la ejecución (performance) y los procesos de aprendizaje, etc. Además, se realizó un post-test para evaluar la adquisición individual de conocimientos.

¿Los resultados? Pues que la colaboración mejoró los resultados durante la fase de aprendizaje en ambas condiciones (conceptual y procedimental), sin embargo, los materiales tuvieron efectos diferentes en la calidad de la colaboración de los estudiantes: el material de tipo conceptual promovió la elaboración mutua y el procedimental promovió la distribución de tareas y conductas poco efectivas de aprendizaje. La colaboración, concluyen los autores, influenció positivamente la asdquisición de conocimiento conceptual, y no produjo efectos positivos en la adquisición de conocimiento procedimental. Evidentemente el estudio tiene limitaciones, implicaciones metodológicas y sugiere implicaciones prácticas en el contexto escolar. Los autores las discuten en las conclusiones.

En lenguaje llano: ojo cuando proponemos un trabajo en grupo a nuestros estudiantes en el que no hay diferentes roles y con tareas que, al dividirse, puedan dejan de tener sentido. Quizá los alumnos decidan dividirse el trabajo y «juntar» luego los resultados parciales. Y esa es una experiencia que creo que todos/as hemos tenido alguna vez. Y, creo, no solo con procedimientos. Una tarea más… «conceptual» también puede ser «taylorizada» y «desnatada» por los estudiantes. Todos lo hemos visto: «sugieres» (¡ejem!) leer, analizar, discutir  y evaluar un texto en grupo y les propones algunas preguntas generales, que crees que les orientarán sobre lo más relevante del texto, y van y se dividen el texto en n partes, más o menos del mismo tamaño, donde n es el número de miembros del grupo. Cada miembro del grupo se lee una parte, nadie entiende ni papa (dado que cada uno/a solo se lee un trozo del texto) y las preguntas les parecen «superdifíciles» ya que no las encuentran contestadas directamente en el texto. Enfoque del aprendizaje superficial, tiempo perdido y frustración por ambas partes… Conclusión errónea: el aprendizaje colaborativo no funciona, volvamos al trabajo individual. Una parte importante de nuestro trabajo como docentes es diseñar actividades que ofrezcan a los estudiantes oportunidades para aprender. Ellos y ellas también tienen que poner algo de su parte. No es sencillo, pero para eso nos pagan.

 

 

5 Comments

  1. Y tanto!
    Casi siempre paso entre mis alumnos cuestionarios sobre el tipo de trabajo que realizan y sobre cómo lo hacen y lo que conseguimos con las actividades y algunos de los comentarios más jugosos por parte de mis alumnos comentan el trabajo en grupo.
    Proponer tareas verdaderamente entrelazadas, actividades que, aunque sean divisibles (es absurdo pensar que todos van a escribir las mismas letras) sean interdependientes y les obliguen a leerse, asegurar en los modelos de evaluación la interdependencia positiva de los miembros, integrar verdaderamente los procesos teórico prácticos que organizamos en clase y en grupo, son cosas que nos llevan de cabeza a nosotros y que sacan de quicio a nuestros alumnos porque no son fáciles, ni para ellos, ni para nosotros.
    Para nosotros porque es difícil poner un buen cebo para algo tan poco divertido como pensar, leer o analizar ;), y para ellos porque llevan haciendo división de trabajo pura y dura durante toda la vida y les ha funcionado sin problemas. Y eso de trabajar verdaderamente en grupo es bastante más complicado (oir a los demás, consensuar posiciones, establecer marcos comunes de conocimiento, negociar…).
    Ahora bien, las respuestas de la GRAN mayoría de mis alumnos, y los resultados de las actividades, apuntan en la dirección de la satisfacción. Para ellos supone un descubrimiento de sus posibilidades y del placer de enriquecerse con otros, aprender de otros. Para mí, en la medida de mis pequeñas experiencias, ha supuesto ver cómo las dinámicas de trabajo en grupo verdaderamente colaborativas hacen que mis expectativas se cubran con creces mucho antes de lo pensado, que mis alumnos aprendan mucho más de lo que nunca yo misma podría haberles «transmitido».
    Lo dicho, colaborar no es «indoloro», es exigente y duro, para el que propone la colaboración y para el que colabora…ahora, como dices tu, para eso nos pagan 😉

    1. Hola,

      Yo observo al estudiante desde una doble pespectiva. Como psicopedagoga y también como estudiante de posgrado que soy.

      Últimamente les veo como hacen los exámenes on-line en grupo en la biblioteca y realmente trabajan en grupo en cada pregunta , no se reparten las preguntas. ¿ Por qué ? Porque hay una hora ( tiempo suficiente) y 6 ó 7 personas y como mínimo dos ordenadores para luchar contra ese tiempo.

      Bueno es obvio que dependerá de la tarea , la manera de trabajar y también de la sobrecarga académica que se lleve. De las personas que formen el equipo, de las expectativas…etc.

      Me pregunto si como docentes sabemos trabajar en equipo, algo que exigimos con tanta naturalidad…sin haberlo enseñado previamente como dice la compañera.

      Por mi experiencia de estudiante con 42 años, no justifico a mis compañeros , ni a mi misma cuando hago esto repartirme las partes, para vamos que algunas asignaturas como están enfocadas no se merecen menos. La decepción docente es tal, que el feed back va en la línea de lo recibido. A mediocridad = mediocridad.

      Sin embargo cuando nos permiten innovar en el aula y soñar libremente con propuestas diferentes que puedan servir socialmente , la entrega es total de hecho hay una conexión muy profunda, parece que realmente encuentras el lugar que corresponde a una universidad -un ateneo- y te la llevas a casa , a tus horas de sueño …etc.

      Tiempos duros y difíciles; generaciones que vendrán cada vez más decepcionadas, pues de casi nada sirven las carreras, los máster , e incluso los doctorados ¡ uf ¡.

      El aula, tiene que ser ese foco pedagógico innovador, que ayude a cambiar las prácticas , y sino se cambian las creencias difícilmente cambie la práctica. Si logran cambiar las creencias de esos jóvenes cambiaran sus prácticas. Piensen que venimos de ser evaluados de forma taylorista y que todo aquello que debería evaluarse no se evalúa en la mayoría de los casos. Sin cambiar la evaluación no veo perspectivas favorables y probablemente , éstas en el largo plazo.

      Bueno felicidades por no desperdiciar el talento de todos aquellos que acaban en sus aulas. Yo por eso les daría un plus…-el plus de la esperanza-.

      Y para concluir y perdón por la extensión , creo que el alumno debe trabajar individualmente sobre todo la escritura y la reflexión como dice Don finkel y que logre saltar la transferencia y para ello hace falta dos profes en el aula. También hacer patente la contratransferencia . Los conflictos y las luchas de poder tienen que ser nuestras herramientas de cambio e impulso innovador que de productos tangentes y rentables.

      Un saludo

      Carmen/chu

  2. Estoy de acuerdo, yo matizaría la diferencia entre aprendizajes conceptuales y habilidades psicomotrices ya que hay procedimientos o habilidades que son de orden cognitivo y yo también creo que se beneficiarían del aprendizaje colaborativo (como analizar, diseñar, argumentar).
    Es decir, creo que cuando se trata de habilidades más relacionadas con procedimientos con una gran participación de nuestro aparato motor, el aprendizaje más efectivo es el individual (pienso en aprender a conducir un coche o montar en bicicleta). Por ejemplo, en el aprendizaje de una disciplina deportiva, las destrezas personales se aprenderían mejor con la práctica individual pero a la vez otras destrezas asociadas a esa disciplina se adquirirían con el aprendizaje en el seno de un grupo o en el equipo (en caso de deportes de equipo).
    Saludos

  3. Creo que hay que trabajar mucho con los docentes en cuanto al concepto de «trabajo colaborativo», es un término que podemos decir que se encuentra «de moda» de la mano de las tecnologías (aunque tiene sus fundamentos mucho más allá de las TIC 🙂 ) y, en el afán de ponerlo en práctica, confundimos, como bien dice Jordi, colaboración con trabajo en equipo donde se dividen las tareas según la cantidad de integrantes.

    Creo que habría que formar primero a los docentes en cuanto a las bases y posibilidades didácticas de esta metodología…

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