¡Qué viene Tío Wilbur!
Jordi Adell
Revista Web nº 9, Agosto de 1996
Cualquiera que haya dado una vuelta recientemente por el servidor del World Wide Web Consortium (
Ahora, de repente, parece que el W3 Consortium ha vendido su alma al demonio (léase Netscape y Microsoft). La razón de este cambio se explicó en París hace unas semanas y se llama Wilbur. Wilbur (!) es el nombre que ha recibido la nueva versión del HTML, que no será la 3.0 sino la 3.2. La versión 3.0 ha pasado a mejor vida: ahora lo que mola es Wilbur.
Si hacemos un poco de historia, el HTML nivel 1 se quedó corto para los deseos de los usuarios muy rápidamente. La llegada de los clientes gráficos evidenció sus limitaciones, sobre todo en la presentación de la información. La robustez derivada del SGML, es decir, su utilidad para «marcar» hipertextos no era cuestionada: la gente, lo que quería en realidad, era que las cosas salieran centradas, en Times de 14 puntos y que el texto fluyera alrededor del logo de la empresa. Varios años usando procesadores de textos procuran una perspectiva muy determinada sobre cómo deben ser las cosas («¿cómo se hace para que la foto salga arriba a la derecha?»). Un vistazo a un browser de líneas (lynx, por ejemplo) da una idea cabal de para qué fue pensado el HTML nivel 1. El nivel 2 introdujo, entre otras cosas, los formularios, una forma de incrementar la interacción del usuario y el sistema, más allá de hacer clic o no con el ratón. Y en esto llegó Andressen.
Netscape ha usado una manera bastante agresiva de hacer las cosas en Internet. Nada de discusión ni consenso: el que da primero da dos veces. Antes, los gurus se reunían, lo hablaban, lo rumiaban, escribían algunos documentos (electrónicos, por supuesto), los hacían circular, escuchaban todo lo que decían los usuarios y al final, pues decidían algo. Entre tanto, a lo mejor, hacían un prototipo para que la gente lo probara y comprendiera mejor la idea. Después el software era gratis: el guru ya cobraba de su universidad o de alguna oscura sección del Departamento de Defensa. Los viejos tiempos. Ahora, cuando la futura Telépolis se parece cada día más a El Corte Inglés, y hay mucho dinero a ganar, las tácticas de «guerrilla marketing» se han hecho imprescindibles para sobrevivir. Incluso para los grandes: Bill regala el software. (¡Dónde se ha visto!). El objetivo es copar el mercado cuanto antes.
Pero volvamos a nuestra historia. El HTML 3.0 era una propuesta para ampliar las posibilidades, a todas luces reducidas, del HTML. Se publicó en marzo del 95 y era tan diferente del HTML al uso que ha dado a luz a numerosas propuestas parciales sin que llegara nunca a implementarse. Ahora, sometidos a la presión de la industria y a los deseos de muchos usuarios, el World Wide Web Consortium ha elaborado una nueva especificación: Wilbur.
Las novedades no son muy nuevas. Wilbur, esto es, el HTML 3.2, tendrá tablas, contenedores para applets, texto fluyendo alrededor de las imágenes y subíndices y superíndices. A falta de la especificación completa, ya se han avanzado algunos detalles. Las tablas son las de Netscape (es decir, sólo un subconjunto de las descritas en el RFC 1942), los contenedores de applets (o pequeñas aplicaciones, la mayoría de las cuales, y hasta la fecha, sólo hacen cosas prescindibles si no absolutamente cabreantes) son las de los browsers que implementan Java. También tendremos mapas sensibles en el cliente (como Netscape y otros browsers ya tienen), tipos y fondos de colorines. El texto fluirá alrededor de la imagen, etc. etc. ¿Les recuerda a algo el Wilbur? Parece que lo único que le faltará, gracias a Dios, es el BLINK. ¿Y los «frames»? ¿Por qué no hay «frames»? Los habrá, un poco de paciencia.
A tenor de todo lo dicho, la conclusión, para cualquiera que haya seguido las polémicas en la red sobre qué es y no es el HTML y sobre qué se debería poder hacer y qué no, es que el World Wide Web Consortium, por decirlo claro y raso, se ha bajado los pantalones ante la presión de la industria.
Sin embargo, lo que realmente ha habido es una negociación. A cambio de «reconocer» oficialmente las características de los actuales browsers, los principales desarrolladores de clientes adoptarán las hojas de estilo en cascada. Con las hojas de estilo asociadas al documento HTML, una página Web tendrá el aspecto que ahora sólo se puede conseguir con paquetes de autoedición. En París, en la Quinta Conferencia Internacional WWW, se presentaron algunos ejemplos y el aspecto era impresionante. Un nuevo cliente/editor experimental, llamado Amaya, pretende ejemplificar estos nuevos desarrollos (¿Wilbur y Amaya?).
Ligados a las hojas de estilo vienen los «frames». El borrador de trabajo sobre «frames» puede consultarse en el servidor del World Wide Web Consortium. Y la sintaxis no es precisamente parecida a los actuales. ¡Diablos! ¿Tendremos que rehacer todos esos preciosos menús de botones de la izquierda y todos los «banners» en la parte de arriba de la página? Permanezcan en sintonía.