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Las dos Internet

Las dos Internet
Jordi Adell
Web 4, marzo 1996, pág. 29.

Una de las características más destacadas de la Internet es que es sólo una. Es decir, que todo el mundo está conectado a la misma red de redes (todo el mundo que está conectado). Esto permite un intercambio de información global, sean empresas, universidades o particulares quienes la utilicen. Sin embargo no hay una sola Internet, como mínimo hay dos.

Los managers de servicios de información electrónica recibimos habitualmente correo electrónico de usuarios que detectan fallos y que nos ayudan a mejorar el servicio. Sin embargo, algunos mensajes tienen cierto tono. Lo usual es recibir mensajes del tipo «Gracias por hacer lo que haces. He visto este error. Si te viene bien, pues lo cambias, etc. Saludos cordiales». Pero, desde hace un tiempo, algunos mensajes son del tipo «¡Oye, tu! Esto no funciona. ¿Por qué no funciona? A ver si lo arreglas ya porque me cuesta muy caro Internet para perder el tiempo, etc., etc.» Sin firma.

Al principio me sorprendía la perspectiva que adoptaban: era la de un cliente enfadado. Parecía como si mi sueldo saliera de las cuotas de esos usuarios. El tono de alguno de los mensajes motivó alguna réplica poco amable sobre la diferencia entre derechos y privilegios, sobre si pagaban por la tubería o por el agua, sobre lo que cobraba yo de Compuserve por ofrecerle a él ese servicio y sobre donde podía meterse su mensaje. Después comprendí que era inútil y que había llegado el fin de la Internet tal como la habíamos conocido. Más tarde comprendí su perspectiva.

Disfrutar de la Internet en el puesto de trabajo es un tema. Otro bastante diferente es pagar buen dinero de curso legal (a la compañia telefónica y al proveedor de conectividad) por acceder a un universo caótico de información. La Internet no es gratis: siempre la paga alguien.

Es más, también era una cuestión de educación. Compuserve, AOL y simlares no eran más que BBSs grandes, en las que los sysops lo tenían todo controlado. Eran políticamente correctas, todo funcionaba y nadie mordía a los usuarios. Estos, en tanto que clientes que pagaban, tenían derechos y los hacían valer. Cuando los soltaron en Internet se acabó la incubadora. Si algo no funcionaba, se indignaban y protestaban.

Pero la Internet es otra cosa. Mucha información está disponible porque alguien quiere dedicar a ello su tiempo libre. Las instituciones y empresas han comenzado a tomar cartas en el asunto desde hace escasos meses y todavía se respira ese ambiente de experimento maravilloso y de grupo de amiguetes que hacen cosas divertidas con ordenadores (todavía nos tuteamos todos en el correo electrónico). La llegada de golpe dos millones de usuarios de AOL a las News fue calificada de «auténtica plaga» por los viejos del lugar. Ese es el ambiente que se respiraba hace unos meses.

La economía de Internet es un poco rara para los novatos. Me refiero a lo de pagar por la tubería y no por el agua. Mucha información es gratis. Sale de los impuestos de todos los ciudadanos, del tiempo libre y entusiasmo de algunas personas, de la inversión de empresas para atraer hasta sus mensajes publicitarios a tantos usuarios como puedan y de otros sitios menos evidentes. Por tanto, en muchos casos los usuarios no tienen demasiada base para protestar si no les gusta lo que encuentran. La perspectiva de algunos de los que producen y distribuyen esa información gratuita es la de «deberíais darnos las gracias» (reconozco que eso es lo que pienso yo a veces). La de algunos usuarios es «ya que pago, ¿por qué no está lo que busco?» (eso es lo que pienso yo también cuando entro en algún sitio que no funciona). El conflicto está garantizado.

Por eso parece como si hubiera dos Internet: la de pago y la de los que la disfrutan gratis. Pero puede que haya más: la de servicios comerciales que pretenden rentabilizarla rápidamente, la de los investigadores y profesores que buscan información y un medio de comunicación entre colegas, la de los negocios que pretenden ganar dinero, la que revolucionará el primer mundo, la que creará infomarginados, la que Bill Gates quiere comerse… Ya veremos cuantas quedan dentro unos meses: esto va rápido.