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Y Dios creó la Internet…

Y Dios creó la Internet…
Jordi Adell
Net Conexión nº 6


Recensión del libro de Christian Huitema, Internet… una vía al futuro, Ediciones Gestión 2000, Barcelona 1995. 262 páginas.


Si tuviese que elegir un único libro de entre los que se han publicado sobre la Internet en 1995 elegiría el de Christian Huitema. El título original, Et Dieu créa l´Internet… ha sido «traducido» por Internet… una vía al futuro. Tal vez la editorial ha considerado que los nativos no comprenderíamos la cita cinematográfica implícita. Entre la pasada moda de los manuales sobre Internet (la mayor parte traducidos) y la próxima que se nos viene encima sobre HTML y cómo hacer negocios en la red, resulta refrescante encontrar un libro que no intenta contarnos nuevamente cómo hacer FTP con Windows.A diferencia de otros libros recientes, muy publicitados, el autor conoce perfectamente qué es la Internet. No en vano. Christian Huitema ha sido director de investigación del INRIA y miembro desde 1991 del IAB (Internet Architecture Board), órgano del que fue elegido presidente en 1993. La razón: sus trabajos sobre TCP/IP en el INRIA, sus conocimientos sobre las redes académicas europeas y su habilidad para descorchar botellas de vino de reserva con tapones en mal estado (p.18).

La motivación del libro, su razón de ser, es el «boom» de la Internet y el tratamiento que los medios de comunicación de masas están dando al tema y, especialmente, del eco que consiguen los enemigos de la libertad de comunicación y del acceso universal a la información que supone la red.

«Si creemos a algún moderno profeta, la libertad de comunicación serviría sobre todo para organizar redes racistas, fascistas y pedófilas, el comercio electrónico sería el reino de los traficantes de órganos y de los blanqueadores de dinero de oscuro origen, el secreto de las comunicaciones un medio seguro para esconder asesinos a sueldo» (p. 8).

El libro está dirigido al público en general, aún cuando algo de experiencia en la red es conveniente para sacarle auténtico jugo a algunos de sus comentarios. Huitema ha vivido directamente algunos de los momentos clave en el desarrollo de la Internet en los últimos años y nos lo cuenta con un estilo sencillo y directo. El libro aborda en los primeros capítulos, y sin didacticismos (no es un manual), algunas de las aplicaciones fundamentales de la Internet, el interés que tiene estar conectado al resto del mundo, el origen de la Internet y su funcionamiento básico. También explica cómo se toman las decisiones en la red («Una democracia electrónica») y se adoptan estándares de común acuerdo.

En los capítulos siguientes, Huitema analiza de modo inteligente algunos de los principales problemas de la Internet de hoy y cómo evolucionará en el futuro. Sus ideas participan de la filosofía que ha presidido el desarrollo de la Internet hasta fechas recientes: discusión amplia y racional de los problemas, sencillez e imaginación en las propuestas y consenso en la toma de decisiones.

Uno de los más graves problemas a cuya solución contribuyó Huitema es el agotamiento de los números IP. En 1978, cuando se diseñó el protocolo Internet nadie pensó en un crecimiento como el actual. El número de posibles direcciones usando 32 bits parecía inagotable. Sin embargo, se están agotando. Huitema relata las tensiones entre «isócratas» y partidarios de ampliar el protocolo IP y cómo el IAB resolvió el problema diseñando una transición suave e imperceptible para el usuario final.

Otro aspecto interesante que trata Huitema es el de la seguridad y privacidad en la comunicación a través de la red. Los conocidos casos de espionaje relatados por Clifford Stoll en «El huevo del cuco», del intento fallido del gobierno norteamericano de imponer el chip Clipper y del gusano de Internet le sirven para explicar de modo claro los dilemas entre seguridad-comodidad y para pronosticar para un futuro no muy lejano el libre uso de las técnicas criptográficas en la red. Un apartado sumamente ilustrativo de su pensamiento y completamente aplicable a nuestro país es el dedicado al fin de los monopolios de las comunicaciones en algunos países europeos y a los efectos que la libre competencia tendrá sobre los precios y la calidad de los servicios. Las PTT (compañias telefónicas) y sus conceptos sobre comunicaciones digitales, a imagen y semejanza del sistema telefónico (circuitos virtuales, facturar a los abonados por distancia y tiempo y, sobre todo, controlar el cotarro al máximo), pueden ayudarnos a comprender la filosofía que subyace a Infovía y, naturalmente, son objeto de una aguda crítica. Unas páginas antes, Huitema cita una frase de Bob Kahn (uno de los pioneros de la Internet) que resume perfectamente su postura (y la de buena parte de los arquitectos de la Internet) y que no me resisto a incluir aquí:

«Para conseguir que triunfe la red, decía Bob Kahn, es importante estudiar qué hacen los PTT [las compañias telefónicas]. Es importante incluso hacerlo muy seriamente, con el fin de comprender sus decisiones. Y a continuación es preciso hacer exactamente lo contrario» (p. 50).

Los capítulos finales están dedicados al comercio electrónico y las nuevas formas de transacción económica que están desarrollándose en la red, a la convivencia de servicios gratuitos y de pago en la Internet del futuro, a las prácticas comerciales poco éticas (ejemplificado en el caso de Canter y Siegel) y a cómo se defiende de ellas la comunidad de la red. El último capítulo, titulado «¿Evolución o revolución?», plantea la diferencia fundamental de la Internet respecto a cualquier otro medio de comunicación: «Lo más revolucionarios de la red, es precisamente la posibilidad de ser, para cualquiera, a la vez un consumidor y una fuente de información» (p. 146). También aborda el problema de la desigualdad de acceso a la información:

«La distinción entre el inforrico y el infopobre existe ya en nuestra sociedad. El acceso a la información es más fácil para los más fuertes, los miembros de los gobiernos, los responsables de multinacionales. Los internautas, gracias a la potencia de la red, podrán precisamente acceder a un gran número de informaciones que están actualmente fuera del alcance del ciudadano medio. El riesgo no es pues crear una nueva clase de inforricos, porque ya existe, sino, al aumentar el número de los que tienen acceso al saber, hacer más evidente la condición subalterna de los infopobres» (p. 148-49)

En resumen, el libro de Huitema no es un manual sobre cómo configurar su modem y utilizar su cliente WWW. Sólo tiene 262 páginas, Pero si ya ha leído varios manuales y quiere saber realmente qué está pasando y porqué, y además quiere oír una voz informada y razonable, no lo dude, léalo.