Las empresas, algunas empresas, han entendido perfectamente de qué va todo esto de la web 2.0, la web de lectura y escritura, los usuarios como creadores de contenidos, las arquitecturas de participación, la inteligencia colectiva, etc. El único problema es que lo utilizan «a su modo».
Stephen Downes cita un artículo titulado Elsevier Won’t Pay for Praise y publicado en Inside Higher Ed que empieza así:
«Elsevier officials said Monday that it was a mistake for the publishing giant’s marketing division to offer $25 Amazon gift cards to anyone who would give a new textbook five stars in a review posted on Amazon or Barnes & Noble»
¿Un ataque de escrúpulos? Nada de eso. Es que los han pillado con todo el equipo. Un colaborador de un libro editado por Elsevier recibió un mensaje de correo de dicha empresa en el que se le animaba a que sus amiguetes publicaran «buenas» recensiones del libro, etc. y decidió tirar de la manta y enviarlo a una lista de distribución en la que están la mayoría de sus colegas.
El artículo contiene las excusas de varios altos ejecutivos de Elsevier, atribuyendo el mensaje a un empleado de bajo nivel que redactó mal un mensaje de correo, etc. ¿Por qué será que no me lo creo? ¿Será por las prácticas de algunos editores de libros de texto de nuestro país?