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El impacto de los servicios de detección de plagio en las universidades

Observaciones sobre el impacto de los servicios de detección de plagio en las universidades
15 de abril de 2014
(Traducción al castellano del informe original en catalán, publicado en la web del CENT).

La Universitat Jaume I y otras universidades de nuestro entorno han estado considerando la integración de servicios de detección de plagio (SDP en adelante). Los SDP son sistemas informáticos diseñados para detectar similitudes en los textos y otros materiales presentados por los y las estudiantes para su evaluación. Existen sistemas comerciales y libres. Algunos de los más conocidos son Turnitin, Ephorus o Unkund.

Para realizar su función, estos sistemas comparan de manera automatizada el texto en cuestión con millones de documentos accesibles en la Internet y con millones otros textos de su propia base de datos, formada por todos los envíos analizados anteriormente. El sistema elabora un informe en el cual se identifican los fragmentos aparentemente plagiados, se presentan los textos “originales” y se asigna al texto analizado una puntuación o porcentaje de plagio. En muchas universidades que disponen de estos sistemas se requiere que los estudiantes pasen la prueba antiplagio antes de enviar un texto al profesorado para su evaluación. Estos sistemas han desarrollado módulos para los LMS (Learning Management Systems) más populares, como  Moodle, Blackboard y otros.

Los SDP no están exentos de polémica. Su uso no es sólo una cuestión técnica sino que tiene implicaciones legales, éticas y pedagógicas algunas de las cuales enumeramos a continuación.

1. Violación de la propiedad intelectual
En su funcionamiento normal, los SDP añaden sistemáticamente a sus bases de datos todos los textos de los estudiantes que analizan. Por motivos legales, algunas universidades obligan sus estudiantes a firmar una cesión de derechos de autor con este fin como requisito para matricularse. La diferencia evidente de estatus entre un estudiante potencial y una universidad hace pensar que este acuerdo es coercitivo. En todo caso, una universidad pública está entregando a una empresa privada y con ánimo de lucro los materiales creados por sus estudiantes que pierden el control de su obra.

2. Violación de la privacidad
Las universidades pueden violar el derecho a la privacidad de los y las estudiantes al poner a disposición de las empresas que ofrecen los SDP sus trabajos originales. Estos sistemas no solamente usan estos textos para la detección de un posible plagio, sino que pueden mostrar los trabajos originales a terceras personas en caso de que detecten que alguna parte del texto enviado parece plagiada.

3. La presunción de culpabilidad altera el ambiente de aprendizaje
El uso de estos sistemas altera la relación entre profesores y estudiantes. Presupone que el estudiante es culpable de plagio hasta que no pase la prueba del SDP y demuestre así su inocencia. Este hecho, sin duda, modifica el ambiente en el cual se desarrollan las actividades académicas y perturba las imprescindibles relaciones de confianza entre profesorado y estudiantes, necesarias para el aprendizaje. En algunas universidades que utilizan estos servicios, los estudiantes se ha quejado del agravio comparativo que supone someter al SDP sus trabajos, pero no los apuntes y materiales que proporciona el profesorado.

4. Pérdida de oportunidades de formación
Si bien es cierto que los SDP pueden desanimar a algunos estudiantes de cometer plagio, las razones son más policiacas y represivas que relacionadas con los valores de integridad académica que deben de promover las universidades. Los académicos evitan el plagio no porque puedan ser descubiertos y castigados, sino porque asumen un conjunto de valores que guían la docencia, la investigación y la difusión del conocimiento. Al transferir la responsabilidad de definir qué es y qué no es plagio a un sistema informático escasamente transparente y operado por una empresa privada, se pierde la oportunidad de formar a los estudiantes en los valores que tienen que caracterizar la vida académica.
Además, no olvidemos que el aprendizaje en la sociedad de la información tiene que tener en cuenta y basarse en la correcta reutilización de las creaciones y elaboraciones intelectuales previas (con identificación de las fuentes y la autoría, si procede), sin perder de vista tampoco el mandato de fomento del conocimiento libre recogido en los estatutos de nuestra universidad.

5. Refuerzo de modelos de evaluación limitados
La evaluación forma parte del proceso de aprendizaje y tiene como finalidad ayudar al estudiante a aprender, no sancionar, etiquetar o convertirse en la motivación para aprender. Los SDP son o pueden ser eficaces sólo en caso de que se evalúen exclusivamente los productos finales y no el proceso, trabajos descontextualizados y repetitivos año tras año. Los SDP refuerzan un modelo de evaluación limitado y poco formativo. Si se puede aprobar copiando, el problema está sin duda en el tipo de evaluación que se usa.

En conclusión, el CENT recomienda que antes de adoptar un SDP y diseñar una política de uso la Universitat Jaume I considere todas las posibles implicaciones detenidamente en los ámbitos de debate y decisión oportunos.

libros

Para una tecnología educativa crítica

Hace unos días, leyendo el libro de Selwyn y Facer (2013), que recomiendo vivamente a toda persona que se dedique a la tecnología educativa o que la utilice en su práctica docente (no tengo comisión), encontré una cita que no me resisto a copiar aquí. Es de un artículo de Amin y Trift de 2005 y explica qué es, según Selwyn y Facer,  «adoptar un punto de vista políticamente consciente» de la tecnología educativa

It is important to note at this point that adopting a politically aware “critical” approach toward educational technology does not necessarily entail a dogmatic adherence to any particular theoretical stance, school-of-thought or “-ism.” Rather the critical perspective is rooted in a broader recognition of technology and education as a set of profoundly political processes and practices that are usefully described in terms of issues of power, control, conflict, and resistance. As such, much of the underlying impetus for a critical approach toward educational technology stems from a desire to foster and support issues of empowerment, equality, social justice, and participatory democracy (see Gunter, 2009). These ambitions are perhaps best summarized by Amin and Thrift (2005, p. 221) in their four-point agenda for critical scholarship as follows:

First, a powerful sense of engagement with politics and the political. Second, and following on, a consistent belief that there must be better ways of doing things than are currently found in the world. Third, a necessary orientation to a critique of power and exploitation that both blight people’s current lives and stop better ways of doing things from coming into existence. Fourth, a constant and unremitting critical reflexivity towards our own practices: no one is allowed to claim that they have the one and only answer or the one and only privileged vantage point. Indeed, to make such a claim is to become a part of the problem.

 Pues eso.

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Referencias:

Amin, A. & Thrift, N. (2005). What’s left? Just the future. Antipode, 37, 220–238.

Facer, K. & Selwyn, N. (2013). The Politics of Education and Technology: Conflicts, Controversies, and Connections. New York: Palgrave MacMillan. (el primer capítulo, del que he tomado la cita,  se puede bajar gratuitamente).

Universidad

Carta de la «desexcelencia»: salvemos la universidad

 

Hace unos días,  Artur Aparici, un amigo y colega de la universidad, me mandó un texto muy interesante que quiero difundir aquí.  Se trata de una carta con una serie de compromisos personales que puede adoptar el profesorado para salvar la universidad. En Scribd hay una traducción al castellano, que copio  más abajo para comodidad del lector/a, pero el original en francés se puede leer aquí (también en formato PDF).  Y también hay disponible una versión en catalán. Si te parece conveniente, difúndela.

 

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Carta de la “desexcelencia

En los inicios del siglo XXI, la excelencia es una idea omnipresente. La encontramos en la empresa, en el deporte, en la alimentación, en la televisión, y ha llegado hasta la intimidad de nuestros hogares. La excelencia expresa la superación personal, el crecimiento continuo del rendimiento y del éxito en un mundo en el que se extiende la idea de que nos hallamos frente a un profundo cambio donde solo los más fuertes sobrevivirán.

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