El martes 3 de agosto falleció en Valencia José Sanchís, el padre de Pumby.
Para toda una generación de niños, Pumby, y luego Super Pumby, fue el tebeo de nuestra infancia. Yo aprendí a leer con Pumby. Sentado sobre las rodillas de mi madre. Me lo leía mientras yo miraba las viñetas. Creo recordar que pasaba su dedo encima del texto y señalaba los detalles de los dibujos. Lo que yo no recuerdo, pero ella me contó luego, cuando ya tenia uso de razón, es que no me cansaba nunca, que me tenía que leer el número semanal una y otra vez y que, luego, yo miraba los dibujos durante horas. Quizá aprendí a leer porque quería leer por mi mismo Pumby para no esperar que mi madre terminara lo que estuviera haciendo para volver a leerme la aventura semanal de Pumby. Para comprender qué significaban los tebeos hay que tener en cuenta que en aquella época no había televisión en la mayoría de las casas. Los tebeos eran nuestra ración semanal de ficción y fantasía. Tampoco había en los quioscos tebeos en nuestro idioma: Franco inauguraba pantanos con salud de hierro. En fin… era otra época… cutre, larga y oscura.
Descanse en paz José Sanchís, el creador de Pumby, Blanquita, el profesor Chivete y otros personajes, un hombre al que varias generaciones de niños de mitad de los 50 y principios de los 60 le debemos tanto.