Ayer lunes finalizó la segunda edición del curso de presentaciones del CENT. Mi universidad, como muchas otras, ha equipado todas sus aulas y espacios docentes con videoproyectores, ordenadores conectados a Internet y otros medios audiovisuales. Es más, los profesores universitarios damos charlas, vamos a congresos y jornadas, defendemos tesis doctorales, etc. En resumen, que nos pasamos la vida hablando en público… y usamos presentaciones.
El objetivo del curso era introducir a los asistentes en lo que «se sabe» acerca de las presentaciones eficaces. Para ello lo estructuré en las siguientes partes:
– ¿Qué es (y qué no es) una presentación? Objetivos de las presentaciones (debate).
– Diferentes tipos de presentación: informativas y persuasivas. La presentación de negocios y la académica. Las que apoyan el discurso oral y las diseñadas para ser vistas sin orador.
– Componentes básicos de una presentación: «tu eres la presentación».
– Cómo procesamos la información los seres humanos (y por qué no se pueden hacer dos cosas parecidas a la vez).
– La estructura de una presentación.
– La preparación de una conferencia o clase.
– El diseño de las diapositivas.
– El acto de la presentación: algunos consejos sobre cómo hablar en público. Estilos de presentadores.
– Busca tu propio estilo.
La primera sesión vimos algunas presentaciones seleccionadas y algunos vídeos de «maestros» de la presentación (incluyendo alguno humorístico)… y yo hablé mucho, quizá demasiado. Hablamos sobre nuestra experiencia con las presentaciones y vimos fragmentos de algunos de mis oradores favoritos: Barak Obama, Guy Kawasaki, Hans Rosling, Lawrence Lessig, Seth Godin, etc. Y del maestro de los maestros: Steve Jobs. (Nota mental: necesito vídeos de buenas conferencias de oradoras y oradores en catalán y en castellano. Mis ejemplos están muy descompensados hacia los hombres y la cultura anglosajona).
Para la segunda sesión, una semana después, cada asistente preparó y nos ofreció una presentación de tres minutos de duración sobre un tema de su elección. Y esto fue lo mejor del curso. Descubrimos que, si te lo «cuentan» bien, cualquier tema es muy interesante, aunque no sepas nada de él. Por ejemplo, hubo presentaciones sobre LEDs orgánicos, el significados de silencio en nuestra cultura, la musicoterapia, aprender a sumar y a restar con una escalera (para niños de Primaria), el concepto del techo de cristal en el discurso feminista, la teoría de la información de Shanon, cómo buscar publicaciones científicas en bases de datos bibliiográficas, etc. Yo preparé una minicharla de tres minutos titulada «La estructura de las presentaciones» en la que defendí la idea de que las conferencias son como una pescadilla: tienen una gran cabeza, un cuerpo y una cola. Lo primero que hay que hacer es echar el anzuelo para enganchar a la audiencia y lo último, antes de guisarla (a la pescadilla, no a la audiencia), hay que doblarla con delicadeza para que se muerda la cola, esto es, recordar la tesis principal de la charla y los argumentos que la sostienen. La gente recuerda mejor lo primero y lo último que ha oído en una charla. A veces, incluso, el propio conferenciante es un merluzo. Bueno, esto no lo dije, para no sugerir comparaciones 🙂
En resumen, que hemos pasado unas horas divertidas y, espero, provechosas. Quizá hubo demasiada información en poco tiempo y ahora haya que asimilarla poco a poco e ir probando cosas en nuestras propias charlas. También creamos un curso en el Aula Virtual con materiales de lectura, vídeos, etc.
Preparando ya la tercera edición 😀