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Los 15 minutos de Warhol

Los 15 minutos de Warhol
Jordi Adell
Revista Web nº10, septiembre de 1996

El otro dia estaba con un amigo curioso, dando una vuelta por Internet. Su primera reacción, despues de ver unos cuantos servidores WWW, fue: «¿Por qué tanta gente dedica su tiempo y esfuerzo a hacer esto?». «¿Qué quieres decir?» le pregunté. «Si -dijo- ¿qué encuentra toda esta gente poniendo información en la red para que cualquiera la vea? ¿Qué recompensa obtiene?».

No he reflexionado mucho sobre qué necesidades básicas satisfacen los usuarios en la Internet. Tampoco sobre las mías, más allá de la típica racionalización de disculpa: es que trabajo en esto. Es evidente que no debe haber un sólo tipo de usuario.

Pero, de citar sólo una, tal vez sea la necesidad de comunicarse con otras personas y de intercambiar ideas, sensaciones y experiencias. La comunicación mediada por artefactos tecnológicos (como el teléfono o el correo electrónico) tiene algunas virtualidades curiosas. Por ejemplo, permite a personas tímidas decir cosas que jamás dirían cara a cara. En mi universidad los y las estudiantes usan el ordenador (aparte del trabajo académico) para ligar entre sí, cosa que, por lo visto, no se atreven a hacer cara a cara en la cafeteria («Ese es el «encuentro en la segunda fase», me dijo uno. «¿Y la tercera fase?» -le pregunté-. «En su casa o en la mía»). La progresión es evidente. La tecnología al servicio de los seres humanos.

El correo electrónico es útil y práctico. Más que el teléfono y el fax juntos y por separado. Pero no creo que sea esto lo que mantiene a muchas personas enganchadas a la red durante horas.

La Internet también puede explicarse como un sistema de reciprocidad entre iguales: el usuario recibe y, de alguna manera, se ve compelido a dar. Te enriquece y, a cambio, te sientes obligado a participar en un sistema de intercambios, a dar lo que tienes. Por ejemplo, si sabes de un tema, debes compartir con los demás tus conocimientos. Usenet, un autentico compendio de lo mejor y peor de la naturaleza humana, me han brindado algún ejemplo. Hace unos años, cuando estaba haciendo la tesis, tuve un problema con el editor de textos que usaba. En un grupo de News apropiado realicé una pregunta. A las pocas horas tenia en mi buzón electrónico cuatro mensajes en los que cuatro personas de diferentes partes del mundo me explicaban cómo hacer lo que yo quería, uno de ellos era de uno de los informáticos que había desarrollado el programa. Me quedé pasmado.

Al dia siguiente aparecieron en el mismo grupo de News (es decir, donde todo el mundo podia leerlo) varias respuestas a mi pregunta. Eran, naturalmente, de personas diferentes a las que me habian enviado correo electrónico. También se produjo una pequeña pero virulenta discusión entre varios «sabios». La discusión no degeneró en un «flame», pero si que hubo algo de pique entre los defensores de dos métodos ligeramente diferentes de hacer lo mismo. Los contendientes aprovecharon la ocasión para mostrar a todos los demás lo mucho que sabían y, posiblemente, el tamaño de su ego. La personalidad humana es compleja y sorprendente. Aunque la red, en cierta forma, nos iguala a todos. En el más famoso chiste sobre la red, un perro, con las patas traseras sobre una silla y las delanteras sobre una mesa en la que hay un ordenador, le dice a otro que observa desde el suelo: «En la Internet nadie sabe que eres un perro». Tal vez ese sea uno de los motivos por los que la comunicación electrónica tiene efectos democratizadores en la cultura de organizaciones fuertemente jerarquizadas.

Pero, las «home pages», que son la única aportación de mucha gente a la WWW, con sus fotos de los niños y la colección de links favoritos (el que esté libre de pecado que tire el primer modem: la del autor está es ), ¿qué tipo de necesidad resuelve a sus autores? Las «home page» son reflejo de la diferencia radical entre la Internet y los medios de masas del pasado (los periódicos, la radio y la TV). La diferencia entre escuchar todo el rato y escuchar y hablar, entre ser receptor permanente y poder emitir nuestros mensajes al mundo entero. Una diferencia tan crucial, a mi modo de ver, que va a determinar el éxito o el fracaso de las cacareadas «autopistas de la información». La Internet es algo nuevo y diferente en la medida en que es un medio de masas que permite que todos seamos receptores y emisores de información. Las «home pages» son gritos de gente que dice «Hola mundo, estoy aquí. Existo. Y mi perro me adora». Las páginas personales, aquellas que tratan de uno mismo, son parte fundamental de la Internet democrática, de los Juan Nadie que no somos gurús conocidos por todos (sus colegas) como autores de alguna aplicación imprescindible.

Warhol dijo que en el futuro todos tendriamos derecho a nuestros 15 minutos de fama. Para conseguirlos en TV (y sólo unos pocos) hace falta renunciar a la dignidad, al pudor, a la privacidad o al sentido más elemental del ridículo (dependiendo del programa en el que quieras salir). Las «home pages» son el equivalente cibernético de los 15 minutos. Pero tranquilos, no es patológico, a fin de cuentas las fotos de los niños también las llevamos en la cartera y, cuando hemos tomado una copa, se las enseñamos a cualquiera.

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Internet en educación: una gran oportunidad

Internet en educación: una gran oportunidad
Jordi Adell
Net Conexión 11, 1996, págs. 44-47.

La escuela, según algunos autores, tiene tanto que ver con el aprendizaje del futuro como el carro y el caballo con el transporte moderno: sera sustituida por las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Sin embargo, algunas escuelas ya están utilizando de forma imaginativa y poderosa las herramientas que nos ofrece la Internet, integrándolas en sus actividades de enseñanza/aprendizaje y sacando partido de sus inmensas posibilidades.

Escuelas y ordenadores

La relación entre escuelas y ordenadores, tras muchos años, libros, congresos y cursos no puede calificarse de feliz. El ordenador se ha impuesto en todos los ámbitos de la sociedad. Pero en el sistema educativo hay una relación directa entre edad de los estudiantes y la disponibilidad de medios informáticos. Los ordenadores son habituales en las universidades, pero tienen menor presencia en la enseñanza media y en la escuela primaria. Su uso como herramienta didáctica en las aulas es mínima en todos los niveles.
Seymour Papert, en uno de sus libros, propone una comparación: ¿qué pasaría si transportáramos por arte de magia a un médico del siglo XIX a un quirófano actual? ¿Y si fuese transportado un maestro a una clase actual? Posiblemente el segundo no tendría demasiadas dificultades para continuar con lo que estuviera haciendo el maestro de nuestra época. La comparación ejemplifica una idea generalizada: la escuela no es una institución que esté precisamente a la vanguardia en el uso de las nuevas tecnologías.

Educación e Internet hoy

Sin embargo, la Internet puede ser una fenomenal herramienta educativa y como tal se utiliza ya en numerosos lugares. En los siguientes apartados examinaremos brevemente algunas de las áreas o ámbitos en las que puede utilizarse la Internet no sólo en las escuelas, sino en educación entendida en sentido amplio. El espacio nos obliga a la brevedad, por lo que sólo se apuntan algunas ideas.

– La Internet como contenido educativo

La justificación de «enseñar» Internet en diversos niveles educativos es simple: se trata de un nuevo medio de comunicación llamado a desempeñar un papel importante en la sociedad de la información y que preludia el conjunto de recursos y facilidades en materia de información y comunicación del futuro. El acceso a la información es la primera cuestión, pero no será el principal problema del futuro. Los criterios para escoger entre montañas de información redundante o inútil y para decidir entre opciones contrapuestas si serán un problema. Cualquier utilización de la Internet por parte de los alumnos, requiere que aprendan a manejar las herramientas más comunes. De hecho, no es posible reflexionar sobre el futuro si no se exploran las posibilidades del presente.

– La Internet como herramienta

Cada día más centros de enseñanza están conectadas a la Internet (véase Web66 <URL: http://web66.coled.umn.edu/schools.html>: contiene una lista de más de 3,500 escuelas de todo el mundo con presencia en el WWW). Los profesores y los alumnos utilizan esta conexión al mundo de diversas formas. En primer lugar, la Internet es una fuente inagotable de información y datos de primera mano. Como red originariamente científica, puede encontrarse gran cantidad de información útil para las clases, desde las últimas imágenes llegadas a la Tierra de satélites meteorológicos a documentos históricos, pasando por conjuntos de datos sobre ecología, revistas científicas completas en línea o el último paper no publicado todavía sobre física. Podemos encontrar materiales para cualquier nivel educativo preparados por otros profesores. Incluso existen archivos de programaciones y experiencias educativas, documentos para uso del profesor en la preparación de sus actividades de enseñanza/aprendizaje, etc. También es una enorme fuente de software educativo, mucho del cual es shareware o gratuito.

Estudiantes de escuelas distantes entre sí utilizan la red como medio de comunicación para realizar proyectos en común, intercambiar datos sobre diferentes aspectos de su medio social o estudiar las diferencias y semejanzas culturales entre comunidades de diferentes países. La escuelas utilizan la red para romper su aislamiento del mundo. Existen organizaciones dedicadas a facilitar el contacto entre estudiantes y profesores de cualquier parte del mundo y a ayudarles en sus experiencias telemáticas proporcionando formación, ideas y experiencias anteriores que han tenido éxito.

– La Internet en la educación a distancia

Una de las aplicaciones educativas más evidentes de la Internet es la educación a distancia. Los medios tradicionales (medios impresos y medios de masas) son unidireccionales, pasivos y proporcionan una interacción mínima entre estudiantes y profesores y entre los propios estudiantes. Paliar el sentimiento de aislamiento y la falta de un ambiente de aprendizaje cooperativo entre compañeros son, pues, objetivos fundamentales a los que deben contribuir las nuevas tecnologías.

El concepto clave es interacción. Interacción que se subsume en un nuevo concepto: el «aula virtual», un entorno de enseñanza/aprendizaje basado en un sistema de comunicación mediada por ordenador, un espacio simbólico en el que se produce la interacción entre los participantes.

Se trata de ofrecer a distancia posibilidades de comunicación que sólo existen en un aula real. La metáfora del «aula virtual» comprende «espacios» cibernéticos para las clases, la biblioteca (o mediateca), el despacho del profesor para la tutoría, el seminario para actividades en pequeño grupo, el espacio de trabajo cooperativo e incluso la cafetería para la charla relajante entre los alumnos. Las tecnologías empleadas en diversas experiencias varían en función de los medios disponibles: desde la videoconferencia (con pizarra electrónica o proyector de «transparencias» incluido) para algunas clases magistrales, el correo electrónico para la tutoría personalizada, las listas de distribución para la comunicación en gran grupo, el 3chat2 para la comunicación síncrona en la coordinación de pequeños grupos o para la charla informal entre estudiantes en el bar, las herramientas de trabajo cooperativo, los servidores de información tipo WWW como bibliotecas de recursos (textos, software, hipermedias, simulaciones, juegos, etc.).

La Internet desempeña varios papeles en estos diseños: en primer lugar como canal de comunicación multidireccional de la comunidad educativa, como fuente de información de apoyo y como entorno de integración de facilidades y recursos. Experiencias en las que los estudiantes exponen sus trabajos y cualquiera con acceso a la red puede participar en su discusión se han mostrado especialmente motivadores, un factor añadido al uso de la red que no debe olvidarse. La información científica disponible en la red (que ha crecido despacio pero sostenidamente en relación a «otros» tipos de contenidos) puede ser muy útil si los profesores son capaces de identificarla entre terabytes de información irrelevante y de facilitar el acceso a los estudiantes. En este sentido es necesario la creación en redes temáticas que seleccionen y proporcionen acceso a materiales relevantes.

Sin embargo, las herramientas de la Internet sólo son el soporte necesario de las técnicas didácticas que son las que en realidad conforman un «aula virtual». El éxito o fracaso de este tipo de experiencias depende de numerosos factores, uno de los fundamentales es llegar a olvidar la mediación tecnológica en la comunicación, es decir, lograr la invisibilidad del canal para que los participantes se concentren en el mensaje.

Las tareas que desempeñan los profesores en este tipo de entornos son similares a las tareas tradicionales (preparar materiales de enseñanza/aprendizaje, tutorizar, dirigir trabajos de investigación, evaluar, etc.) pero potenciadas/limitadas por las características de la comunicación mediada por ordenador. Un hipermedia para su estudio en línea no es una unidad didáctica de un libro de texto. Una clase por videoconferencia no es una clase tradicional televisada. Este tipo de errores ha provocado lo que calificaríamos de desilusiones prematuras: la Internet no es el sustituto del cartero, se trata de un conjunto de medios radicalmente diferentes.

En suma, existe un campo abierto para la experimentación en el uso de las redes informáticas (y la Internet, especialmente, como entorno abierto) en la educación en línea. El efecto de los nuevos medios en los sentimientos de aislamiento de los estudiantes y en sus experiencias de aprendizaje, los costes y beneficios del uso de la tecnología en conjunción con los medios tradicionales y los factores que influyen en la aceptación y uso de los nuevos medios son temas a estudiar. Por otra parte, las «aulas virtuales» no son privativas de la educación a distancia: pueden utilizarse ventajosamente como soporte a diseños de enseñanza de modalidad presencial.

La Internet y la administración educativa

La administración educativa produce, difunde y consume una enorme cantidad de información. Es más, el creciente flujo de información entre los centros docentes y entre éstos y la administración podría beneficiarse de la rapidez y reducción de costes que supone su transmisión digital por la red. En nuestro país existen iniciativas para utilizar la Internet como medio de difusión de información relacionada con la educación, por ejemplo: el Ministerio de Educación y Ciencia (<http://www.mec.es>) y el Programa de Nuevas Tecnologías de la Secretaría de Estado de Educación (<http://www.pntic.see.mec.es>, la Consejeria de Educación de la Junta de Andalucía (<http://www.cec.caan.es>), la Consejería de Educación, Cultura y Deportes de Canarias <http://www.educa.rcanaria.es>, el Programa de Informática Educativa del Departament d’Educació de la Generalitat de Catalunya (<http://www.xtec.es>, la Consellería de Cultura, Educació i Ciéncia de la Generalitat Valenciana <http://www.cult.gva.es>.

El desarrollo profesional del docente

Uno de los principales problemas en la formación continua del profesorado es su dispersión geográfica y el consiguiente aislamiento. Los centros de profesores, la formación de grupos de trabajo, los centros de recursos, etc. son iniciativas que intentan introducir dinámicas de comunicación y formación continua a través del intercambio de experiencias. Un medio de comunicación como la Internet puede utilizarse provechosamente para interconectar dicha población dispersa. Iniciativas de este tipo, en las que los maestros pueden intercambiar información y experiencias, consultar a expertos o acceder a grandes cantidades de materiales curriculares, se están realizado ya en los países en los que la cultura de la red está más desarrollada. En nuestro país existen algunas iniciativas incipientes en este sentido. Por ejemplo, el Centro de Profesores de Benidorm (Alicante) (<http://www.ctv.es/USERS/cepbeni/>) y el Centro de Profesores y Recursos no 1 de Valladolid (<http://www.pntic.see.mec.es/~jbenito/>).

El futuro

Hace ya cuatro años, Miguel Ángel Aguareles, un pionero en el uso de las redes telemáticas en la escuela en nuestro país, decía: «La comunicación electronica, la apertura de la escuela al exterior gracias al correo electrónico y a las redes de telecomunicaciones existentes, representa una auténtica revolución para una escuela que hasta hace poco se encontraba cerrada dentro de las cuatro paredes y con muy poca comunicación hacia fuera.»

Hoy disponemos de la infraestructura y de los conocimientos necesarios para hacer efectivas algunas de las promesas que la telemática ha realizado al mundo educativo. Si la escuela (léase «las autoridades educativas») da la espalda a las nuevas tecnologías de la información y en particular a la revolución de las comunicaciones digitales, ¿no estarán dando también la espalda al futuro?

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Artículos de prensa, divulgación, etc.

A finales de 1995 y durante todo 1996, el Grupo de Nuevas Tecnologías de la Información de la UJI (Carles y Toni Bellver, Ismael Sanz, Enric Navarro y yo mismo, Jordi Adell) escribimos una serie de artículos de divulgación y columnas mensuales para diversas publicaciones (ya desaparecidas) como Net Conexión o la revista Web. En esta página hay enlaces a algunos de aquellos artículos… ¡cómo pasa el tiempo!

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