Incluso los docentes más proclives al uso de las TIC en las aulas sienten un hormigueo en la espina dorsal cuando piensan en niños con portátiles, accediendo a información y juegos y todo lo que se les ocurra, fuera del control protector del maestro.
Hay una gran tradición en el magisterio en este sentido:
Sócrates.- Pues eso es, Fedro, lo terrible que tiene la escritura y que es en verdad igual a lo que ocurre con la pintura. En efecto, los productos de ésta se yerguen como si estuvieran vivos, pero si se les pregunta algo, se callan con gran solemnidad. Lo mismo les pasa a las palabras escritas. Se creería que hablan como si pensaran, pero si se les pregunta con el afán de informarse sobre algo de lo dicho, expresan tan sólo una cosa que siempre es la misma. Por otra parte, basta con que algo se haya escrito una sola vez, para que el escrito circule por todas partes lo mismo entre los entendidos que entre aquellos a los que no les concierne en absoluto, sin que sepa decir a quiénes les debe interesar y a quiénes no. Y cuando es maltratado, o reprobado injustamente, constantemente necesita de la ayuda de su padre, pues por sí solo no es capaz de defenderse ni de socorrerse a sí mismo.
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Fedro, 274b-275e (El Banquete, Fedón, Fedro, Orbis, Barcelona 1983. Traducción de Luis Gil, p.363-366). Plató: l’escriptura i la paraula, el mite de Theuth