En clase

Sentido y sensibilidad

Una actividad didáctica que realicé con los estudiantes de Magisterio esta semana pasada consistió en pedirles que buscaran blogs sobre su especialidad (educación infantil y educación física este semestre) y nuevas tecnologías. La cosa consiste en lo siguiente: los «lanzo» sobre Technorati, BlogPulseGoogle BlogSearch con la misión de buscar 10 o 15 blogs que:

a) Traten sobre educación (su especialidad respectiva) y nuevas tecnologías.

b) Estén activos (que tengan entradas del último mes, por ejemplo) y tengan contenido (que tengan algo más que tres o cuatro entradas).

c) Que traten temas que les parezcan interesantes.

Le pido que los listen, los 15, incluyendo enlaces, y que describan brevemente de qué trata cada uno. Luego, que seleccionen los 5 que más les hayan interesado, que los incluyan en la «lista de enlaces» de su blog y que expliquen por qué les han interesado. Finalmente, tienen que seleccionar una entrada de uno de los cinco y comentarla, aquella que más les haya interesado, impactado, sorprendido, etc. Finalmente, les pido que escriban en sus respectivos blogs el proceso que han seguido para realizar la tarea y qué han aprendido haciéndola.

Los resultados son buenos (a mi me lo parecen, al menos) si exceptuamos algunos problemas de ortografía y el hábito inveterado de quejarse sobre el inmeeeeenso trabajo que supone esa actividad en concreto para gente tan ocupada como ellos. Más allá de aprender a usar buscadores de blogs, de aprender a «hojear» un blog para ver de qué trata, de editar la «lista de enlaces» de su blog en Blogger… más allá del «manejo de la tecnología» hay estudiantes que se dan cuenta de «cosas» y que aprenden mucho más de lo que los objetivos de la actividad proponen. Es una cuestión de sentido y sensibilidad.

Se dan cuenta de que la blogosfera es algo sorprendente y que los docentes que escriben blogs (y otros profesionales, naturalmente) son, la mayoría, inmensamente generosos al compartir sus ideas, sus hallazgos, sus actividades, sus lecturas, sus opiniones… con los demás. También que hay ideas para actividades didácticas muy interesantes que no están en el libro de texto y que los autores de los blogs son docentes imaginativos e innovadores, que en Internet hay muchas cosas interesantes. Se dan cuenta, por ejemplo, del inmenso potencial sin realizar todavía que tiene la red para una profesión como la suya. Quizá, después de esta actividad, estén más convencidos de que todo esto de las nuevas tecnologías no es diabólico y que sí que tiene algún interés para ellos y ellas como futuros docentes, que no es una manía mía incomprensible y que hay vida más allá del Messenger y los fotoblogs llenos de «hoygan» 🙂

Ha valido la pena el esfuerzo.

En clase

«¿Pero esto lo lee alguien?»

Ayer tuve una experiencia de esas impagables que tenemos a veces los profesores. Una estudiante de Magisterio de educación infantil vino al despacho a consultar algunas dudas «técnicas» sobre su blog en Blogger (todos los estudiantes tienen uno en el que escriben sobre las actividades de clase y sobre lo que ellos/as quieran, como parte de la asignatura). Entramos en la parte de administración y le hice notar que tenía dos comentarios en su última entrada.

La ultima actividad que les había mandado consistía en que buscaran  10 o 15 blogs que hablaran de educación infantil y nuevas tecnologías y que seleccionaran los 5 que más les gustarán para incluirlos en su lista de enlaces o blogroll. De los cinco, tenían que comentar la entrada que más les hubiera impresionado.

Pues bien, los comentarios era de las autoras de dos blogs que había escogido mi estudiante. Le daba las gracias por sus «amables» comentarios y le decía más o menos, que «ya sabía dónde estaban por si necesitaba alguna cosa». A la estudiante se le abrieron los ojos como platos: «¿Pero esto lo lee alguien?». «Claro. Está en Internet, abierto a todo el mundo. Cualquiera lo puede leer y con los sistemas de búsqueda que hay (Technorati, Google Blogs, BlogPluse, etc.) es muy fácil saber si alguien te cita». «Me tengo que ir a rehacer la ultima tarea.». Y salió pitando de mi despacho. De repente se le apareció la «autenticidad» de tarea. Ya no era un mero ejercicio académico, que se queda entre los muros del aula (real o virtual), algo entre el estudiante y el profesor, que no tiene más trascendencia. Estábamos «en la Internet», esto es, «en público» y se ve que no era muy consciente de ello cuando analizó otros blogs y entradas.

Espero que si alguien citado/a por mis alumnos lee esto comprenda la situación: muchos de ellos no creen que su trabajo vaya a ser leído por nadie en Internet, aparte de su profesor. Es el juego al que están acostumbrados. Esta anécdota le hizo comprender a mi estudiante qué es la blogosfera y la Internet más que mil explicaciones y mil lecturas: lo vivió directamente.

Por mi parte, prometo contestar cuando un estudiante de otra universidad me cita en su blog. Antes me cortaba por si intimidaba (ya sabes, haces un resumen de un artículo y de repente aparece el autor y dice alguna cosa. ¡Uff!). Pero, haciéndolo con tacto, creo que puede ser una buena idea… aunque no esté de acuerdo con todo lo que pone en el resumen/comentario 🙂

En fin, voy a ver si puedo utilizar este ejemplo en clase y mejoramos la ortografía, la redacción y los contenidos de los blogs: tenemos lectores.