Esta noticia no la leerá en los periódicos. No es noticia. No le importa a la gente importante. Pero hoy es un día muy triste para la comunidad de docentes que creemos que las nuevas tecnologías pueden marcar la diferencia.
En las últimas charlas que he dado a maestros y maestras (el sábado pasado, sin ir más lejos, en La Almunia de Doña Godina, Zaragoza) decía que una vez estuve en Niebla (Huelva) y que un grupos de maestros y maestras y unos niños me habían embrujado. Era la única explicación, porque, desde entonces, siempre que hablaba ante más de dos personas de nuevas tecnologías y educación o de construcción colaborativa de conocimientos o de conocimiento libre o de «educación 2.0» o de cómo enseñar valores… tenía que contar la historia de «San Walabonso y la Wikipedia». La he contado tantísimas veces que antes preguntaba si ya la conocían, para no castigarles repitiendo lo ya sabido. Es una historia muy bonita sobre cómo se puede ser innovador en nuevas tecnologías sin exigir el último cacharro del mercado, sobre cómo enseñar a colaborar construyendo algo útil juntos, sobre cómo unir nuevas tecnologías y educación como servicio. Es la historia de un grupo de niños de 6º de Primaria y su maestro que se dieron cuenta que en la Wikipedia apenas se decía nada de Niebla y decidieron escribir ellos mismos el artículo de la Wikipedia sobre su pueblo. La experiencia tenía una profunda sencillez de medios y una grandeza de miras (trabajar para que los otros sepan) que me encantaba y que sintetizaba muy bien lo bueno que podemos hacer en educación con las nuevas tecnologías, el mensaje que hay que darles a los niños y las niñas.
El San Walabonso era un colegio público. Lo visité hace un par de años. Era evidente que no lo había diseñado Calatrava, ni Foster. Era evidente que jamás ningún político daría en él una rueda de prensa. Su aspecto era similar al de cualquier otro colegio público: era modesto. Estaba muy cuidado: se notaba que la gente que trabajaba allí le tenían cariño. Los niños y niñas eran normales: bulliciosos, curiosos (unos extraños han venido de visita, ¿por qué habrán venido hasta aquí?). Pero mientras charlaba en el pasillo con sus maestros y maestras, ellos seguían trabajando en grupo alrededor de sus ordenadores, sin necesidad de que nadie les diera órdenes o les vigilara. Era evidente que estaban haciendo algo muy interesante para ellos. De tanto en tanto venía alguno corriendo a preguntar algo como: «¿está bien esto, maestro?» «Si. Venga, a por el siguiente». Y volvían alrededor de los ordenadores. Estaban hacendo una actividad en la que tenían que buscar cierta información en Internet por su cuenta y estaban divirtiéndose y aprendiendo.
Los maestros y maestras nos abrieron sus aulas y su corazón. Nos explicaron qué estaban haciendo y por qué, las actividades que diseñaban contínuamente, cómo se estaban organizaban para celebrar el Día de la Paz. Vimos hasta el armario de los cables. Era un colegio transparente. En jerga informática era WYSIWYG: lo que ves es lo que hay. Me fui de allí consciente de que había visto algo que tenía que contar a otros, quizá embrujado. Consciente de que en realidad no hace falta mucha tecnología pero sí mucha pedagogía (y mucho amor) para que todo esto de las TIC sirva para algo. Al final nos hicimos una foto en la puerta con todo el claustro.
Sin embargo hay mínimos por debajo de los cuales no es posible la subsistencia. El San Walabonso ha muerto como centro TIC. Ha muerto de abandono y soledad. No de su comunidad. Padres, maestros y niños siguen queriéndolo y desviviéndose como siempre. Tampoco de la gente que, a distancia, por Internet, visitábamos regularmente sus páginas para ver en qué nuevas aventuras andaban metidos y que los citábamos como ejemplo de los que se puede hacer con ordenadores y mucha imaginación.
¿Qué ha ocurrido? Mejor darle la palabra al propio San Walabonso. Esta es la esquela del CEIP San Walabonso como centro TIC. Ojalá resucite. Ojalá resucite porque los niños y niñas de Niebla se merecen el San Walo. Lo necesitan. Lo necesita el Presidente de la Junta de Andalucía y su Consejera de Educación y sus Directores y Directoras Generales, aunque ellos y ellas no lo sepan. En realidad lo necesitamos todos. Necesitamos muchos San Walabonsos. Si el San Walo muere, ¿quién nos enseñará lo que se puede hacer con las TIC en la escuela? ¿Quién nos mostrará el camino? Salven el San Walo.
Addenda 23/05/09: La esquela ha sido sustituida por un texto, así que ya no tiene mucho sentido incluir un trozo aquí. Algunas reacciones a la queja sobre la muy deficiente calidad de la conexión a Internet, hasta el punto de hacer imposible el trabajo de profesores y alumnos en un centro de referencia a nivel español en la integración de las TIC en el currículum, hace aconsejable aclarar el tema. El proyecto de centros TIC de Andalucía es mejorable, como todo proyecto, pero es un modelo a seguir para otras comunidades autónomas o países. El (mal) servicio de una empresa privada está poniendo contra las cuerdas a muchos centros TIC. Las autoridades deben solucionarlo lo antes posible para permitir que los maestros y maestras comprometidos de los centros TIC sigan desarrollando un proyecto que ha convertido a Andalucía en un referente a nivel internacional. Punto.